CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco afirmó hoy que el exobispo argentino Gustavo Oscar Zanchetta, acusado de abusos sexuales, y trasladado al Vaticano a finales del 2017, ya está siendo juzgado por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
«La cosa es que, ahora hará quince días, me llegó. Ya llegó oficialmente la investigación previa. La leí y vi que era necesario hacer un juicio. Entonces lo pasé a la Congregación de la Doctrina de la Fe, están haciendo el juicio», afirma Jorge Bergoglio en una entrevista concedida a la cadena mexicana Televisa en el Vaticano.
En la entrevista, el Papa es preguntado por qué el exobispo de Orán (norte de Argentina) fue trasladado al Vaticano y colocado en la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, que gestiona las propiedades vaticanas, aunque después fue suspendido de ese cargo.
«Lo hice venir y le pedí la renuncia. Bien clarito. Lo mandé a España a hacer un test psiquiátrico, algunos medios dijeron: ‘Y el papa le regaló un veraneo en España’. Fue a hacer un test psiquiátrico, el resultado del test era dentro de lo normal, aconsejaban el tratamiento del viajero, una vez por mes. Viajar a Madrid a hacerse dos días de tratamiento, entonces no convenía que volviera a Argentina por eso», justificó.
«Entonces lo tuve acá, y como el test decía que tenía capacidad de diagnóstico de gestión, bueno, asesor», añadió el pontífice argentino.
Una vez la diócesis tuvo obispo nuevo, en diciembre del año pasado, el Papa Francisco decidió iniciar una investigación por las acusaciones que había contra Zanchetta y nombró para ello al arzobispo de Tucumán, Carlos Alberto Sánchez.
El proceso se demoró, detalló el Pontífice, porque en ese momento en Argentina era periodo de vacaciones, y argumentó que no tiene que dar explicaciones continuas de lo que está haciendo para acabar con los abusos sexuales, pero matizó que no se quedó «quieto» en ningún momento.
«Hay casos que son largos, que esperan más, como éste (…), pero hoy está ya en juicio en la Congregación para la Doctrina de la Fe. O sea, no he parado», subrayó.
El Pontífice también reconoció que debería ser él quien juzgara a Zanchetta, por su condición de obispo, pero que al ser argentino ha preferido mantenerse al margen y dejarlo en manos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, mientras que él mismo promulgará la sentencia.
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El Papa también habló del cardenal y arzobispo emérito de Washington, Theodore McCarrick, expulsado en febrero del sacerdocio por las graves acusaciones de abusos sexuales y de poder, el máximo castigo contemplado en el derecho canónico.
Y mencionó al exnuncio de Washington Carlo María Viganò, quien en agosto del pasado año escribió un manifiesto de acusaciones contra el Papa, sin pruebas, en el que le pedía su renuncia por saber y ocultar estos abusos.
«De McCarrick yo no sabía nada, obviamente, nada, nada. Lo dije varias veces eso, que yo no sabía, ni idea. (…) Yo de McCarrick no sabía nada, sino no me hubiera quedado callado, ¿no?», dijo Francisco.
A Viganò el pontífice prefirió entonces no responder con ninguna declaración pública, ya que «en momentos de ensañamiento no se puede hablar, porque es peor».
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