Una discoteca y una gigantesca piscina fueron instaladas en pabellones del penal de Lurigancho con la venia de autoridades penitenciarias y policiales, reveló un informe periodístico el último domingo.
La discoteca, instalada en el pabellón 12 A del centro de reclusión, tenía luces y una barra de tragos en la que vendían cerveza, Pisco Sour, whisky y la “chicha canera”. La piscina fue ubicada en el patio del pabellón 11 A.
Un familiar de un recluso hizo la denuncia en el medio de comunicación y señaló como responsables de estos “ambientes de recreación” a Esteban Quispe Tintaya, expolicía sentenciado por secuestro, y Eduardo Humberto García de la Cruz, quien tras el informe dejo de ser el director del penal de Lurigancho.
Según Panorama, los presos pagarían 50 soles semanales a efectivos policiales que resguardaban el centro penitenciario para usar sus celulares sin restricciones.
Además, la investigación periodística muestra fotografías en las que se observa a Quispe Tintaya, posando junto a otros reclusos dentro de la piscina.