MIAMI (EEUU).- El periodista colombiano Gerardo Reyes es uno de los autores que ha puesto el reportaje periodístico entre las atracciones de la Feria Internacional del Libro de Miami (EEUU) al presentar su publicación ‘Vuelo 495’, una investigación sobre un avión de Cubana de Aviación secuestrado en 1958.
En este libro, que en EEUU ha sido editado por el sello Grijalbo, el experimentado periodista indaga sobre las circunstancias que rodearon el secuestro de un avión de la -en ese entonces- aerolínea de bandera cubana, ocurrida el 1 de noviembre de 1958, a menos dos meses del triunfo de la revolución.
En nombre del grupo ’26 de Julio’, el movimiento que lideraba el comandante guerrillero Fidel Castro, cinco jóvenes secuestraron el avión, en el que es considerado el primer acto de piratería aérea en la historia de EEUU y en el que murieron más de la mitad de los pasajeros.
«Esta historia, como muchas otras historias cubanas, están esperando por un escritor que las saque a la luz. Ésta en particular llegó a mí cuando trabajaba en El Nuevo Herald, de Miami, y tuve la oportunidad de entrevistar a una de las supervivientes de esta tragedia», dijo a Efe Reyes.
Este siniestro, que quedó en el olvido, llamó la atención de Reyes, ganador este año del Premio Ortega y Gasset de Periodismo, que trabajó el material durante una década, guiado por lo que muchos cubanos le decían repetidamente: que nadie los escuchaba.
«El testimonio de esa superviviente fue el punto de partida para muchas otras entrevistas, entre ellas con uno de los secuestradores, además de artículos y material que recopilé de los Archivos Nacionales de Washington», agregó.
Aunque reconoce que cuando se escribe este tipo de libros se tiene la constante tentación de novelar un poco, este no fue el caso.
«Quería aferrarme a la historia lo más fielmente posible, considerando que el libro envuelve la denuncia de una operación de encubrimiento de un hecho y la impunidad en la que quedaron los responsables de la tragedia», señaló.
Gerardo Reyes, actual director de la Unidad Investigativa de Univisión, asegura que pertenece a la escuela de periodistas que no espera «grandes desenlaces» de los hechos que denuncia, sino que asume como su deber sacarlos a la luz.
«El primer secuestro aéreo de este país fue un hecho que se produjo en un momento en que a EEUU no le convenía presentarlo en su verdadera dimensión y menos cuando dos meses después triunfaba la revolución», explicó el autor.
En su opinión, el papel del periodista algunas veces es exhumatorio: «Es llegar a un sitio cuando ya no hay cámaras, cuando a la gente se le ha olvidado y se queda con la versión oficial, entonces le toca empezar por la pregunta básica: ¿qué pasó?»