Son muchos los periodistas mexicanos que han encontrado en la literatura un lugar donde ejercer su libertad de expresión, que en ocasiones suele ser reprimida en los medios de comunicación donde trabajan.
Un buen ejemplo de ello es el auge que está viviendo en este momento la narrativa actual escrita por profesionales de la información, que se basan en hechos noticiosos y de gran interés, consiguiendo colarse entre las obras más leídas.
Es por eso que la editorial Penguin Random House (PRH) se ha convertido en la principal difusora de una corriente denominada “periodismo en libros” a través de sus filiales Grijalbo y Debate.
Es el caso de La Casa Blanca de Peña Nieto, escrito por los periodistas mexicanos Daniel Lizárraga, Rafael Cabrera, Irving Huerta y Sebastián Barragán basándose en una investigación sobre los conflictos de intereses entre los políticos y las empresas de capital privado que trabajan para ellos. En ¿Qué Querían que Hiciera? El periodista Luis Astorga analiza la política de seguridad durante el mandato de Felipe Calderón, centrándose en su actitud contra las drogas. Mientras que en cualquiera de los libros de Jesús Lemus Barajas, encarcelado durante tres de los seis años que duró la presidencia de Calderón, son una buena prueba de sus incisivos métodos de investigación.
El narcotráfico se ha convertido en una de las tramas más investigadas por los periodistas mexicanos, que han centrado sus novelas en la violencia en Michoacán, donde conviven los cárteles de la droga, grupos de autodefensa y funcionarios del gobierno como relata Jesús Lemus en Tierra sin Dios. Sergio González Rodríguez basa El Robo del Siglo en la incautación de dinero a Zhenly Ye Gon, más conocido como el “Rey del tráfico de efedrina”. También Joaquín Guzmán Loera se ha convertido en el protagonista de La (Segunda) Fuga del Chapo, donde Raymundo Rivapalacio esclarece la noche del 11 de julio de 2015, cuando de la prisión de El Altiplano se escapó el conocido narcotraficante.
Pero sin duda, uno de los temas más analizados durante el 2015 fue la desaparición de los 43 estudiantes, como puede comprobarse en Échale la Culpa a la Heroína. Se trata de una obra de José Reveles donde se vincula la ruta del tráfico de heroína con la desaparición de los 43 normalistas en el Estado de Guerrero. Y en La Noche Más Triste, Esteban Illades utiliza la crónica como modo de exponer los hechos ocurridos el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, día en la que se vio por última vez a los estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa. (PR Noticias)