La selección peruana cerró su mini gira por canchas de Estados Unidos con un superávit frondoso, de alucinante futuro y sin residuo alguno en su fútbol de comprobada eficacia.
La bicolor respetó su pacto con el buen futbol ante una Islandia que no pudo descifrar ese juego de dimensión diferente con la pelota en el piso, los cambios de ritmo y fantasía pura para adormecerlos.
Así, se justifica el 3-1. De modulada eficacia para el correcto manejo del partido. Aun cuando el rival se hizo fuerte cuando logró la paridad pero fue un momento de vacío que se puede dar en un partido. Cuando el equipo peruano recuperó su fútbol y acabó imponiendo su autoridad, fue la mejor reseña de lo que ocurrió en Nueva Jersey.
Islandia fue el rival que se acomodó como sparring porque Perú encontrará en el Mundial de Rusia 2018 rivales de esa envergadura.
Islandia no fue un adversario fácil, hizo lo que sabe pero el fútbol peruano en un momento de sublime convivencia con los buenos resultados, era un adversario al que difícilmente se podrá superar.
El once nórdico no renunció a su arma de los centros y la pelota parada que fue su mejor disposición para generar peligro a sabiendas de que en el juego aéreo pueden ganar ante los peruanos de talla pequeña pero con bravura para superar la diferencia de estatura.
Dentro de lo acontecido la selección peruana hizo valer su juego colectivo. Es su mejor arma y encima el aporte de las individualidades lo hace grande para confiar que habrá buena respuesta en el proceso.
En cuanto a las individualidades, Jefferson Farfán no tuvo nada que demostrar salvo la entrega para ser caudillo de esta selección que empieza a creer que puede llegar lejos. La ‘Foca’ hizo un buen aporte y en esa línea André Carrillo, Cueva y Santa María tomen distancia para estar presentes ante Dinamarca en el debut de la Copa del Mundo.
No pueden estar de lado Renato Tapia, Christian Cueva y Trauco. Tampoco el arquero Cáceda. De hecho tenemos equipo. (Hugo Laredo Medina).