LA PAZ.- Unos 37 millones de personas en América Latina y el Caribe aún sufren subnutrición, a pesar de los esfuerzos realizados y los importantes avances logrados en la región en los últimos años, dijo el director regional del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA), el peruano Miguel Barreto.
En una entrevista con Efe en La Paz, Barreto resaltó que el nivel regional de subnutrición se redujo en once puntos entre 1990 y 2014 y que 14 países latinoamericanos han alcanzado el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) al reducir en 50 % la cifra de personas que padecen hambre.
«Tenemos otro grupo de países, unos cuatro dentro de los cuales se encuentra Bolivia, que están muy cerca de hacerlo», sostuvo Barreto, quien añadió que, sin embargo, «en términos reales estamos hablando todavía de 37 millones de personas» con subnutrición «en toda la región, lo cual constituye un reto pendiente».
El principal riesgo de la subnutrición a largo plazo, añadió, es que, si no se atiende de manera adecuada, podría generar una desnutrición crónica, sobre todo en «poblaciones muy vulnerables» como los niños menores de cinco años.
Otro de los problemas es que la subnutrición «se está urbanizando», convirtiéndose en un problema «generalizado» en las áreas periféricas de las grandes ciudades latinoamericanas.
«Con el nivel de inmigración que existe y sobre todo en las áreas periféricas de las grandes ciudades en toda la región, los niveles de desnutrición crónica se están incrementando al igual que los niveles de anemia e incluso, de manera paradójica, también los de obesidad», señaló el funcionario.
Si bien no hay datos globales para la zona sobre la malnutrición urbana, Barreto mencionó como ejemplo que en Bolivia el nivel de anemia supera el 60%, en Perú llega a casi el 45% y en Centroamérica al 50%.
Sin embargo, precisó, no existe una relación directa entre la disminución de la extrema pobreza y la de la desnutrición crónica o la malnutrición.
«Por el contrario, encontramos particularmente en las zonas urbanas marginales familias que ya no son pobres extremas con altos niveles de malnutrición, sea anemia o desnutrición crónica», dijo.
Ante estas situaciones, consideró necesario trabajar a largo plazo, promoviendo programas para la producción alimentaria resistente a los fenómenos naturales y la participación del Estado en soluciones integrales. (F/EFE)