Miles de personas se concentraron, desde tempranas horas de la mañana, en los exteriores del Convento de los Descalzos (Rímac) para participar de la tradicional Porciúncula franciscana, en la que todos los 2 de agosto celebran un multitudinario compartir y reparten el famoso “puchero”.
La conocida tradición franciscana tiene su origen en el pueblo de la Porciúncula en Asís (Italia), cuando san Francisco realizó una petición a Dios por la conversión de los pecadores en la parroquia Nuestra Señora de los Ángeles.
De esta forma, queda establecida la indulgencia plenaria de la Porciúncula, la misma que es replicada en los diversos conventos franciscanos del mundo.
En el Perú, las personas concurrían al Convento de los Descalzos desde las 12 de la noche del 1 de agosto hasta las 12 de la noche del día siguiente para ganar esta indulgencia plenaria, olvidándose inclusive de alimentarse, por ello, los frailes franciscanos, compadecidos por esta situación, comienzan a repartir comida a las personas que se amanecían buscando la salvación de sus almas.
“De esa forma comienza la tradición de compartir comida, aproximadamente desde 1910”, explica el hermano Roque Chávez Castro, que encabeza esta actividad desde hace más de 30 años.
Es así que comienzan a repartir el tradicional puchero franciscano, una espesa sopa elaborada con la generosidad de la gente que dona los insumos como: cereales, verduras, menestras, carne de ave, carne de res, cebollas, tomates, entre otros.
Este año la celebración en el Convento de los Descalzos incluyó la tradicional misa celebrada en el claustro ayacuchano para que luego la concurrencia se trasladara a los comedores para compartir el puchero.
Texto y fotos: Renzo Chávez