LISBOA (Portugal).- Los aficionados portugueses a las corridas de Portugal podrán seguir disfrutando de la fiesta taurina en su país después de que el Parlamento rechazase hoy un proyecto de ley que defendía su abolición.
El resultado de la votación ya se esperaba y la propuesta, presentada por el diputado único del Partido de las Personas, los Animales y la Naturaleza (PAN, ambientalista), apenas contó con el apoyo de los otros ecologistas del hemiciclo y una parte de la izquierda.
La defensa de la libertad de elegir y de una práctica que forma parte de la cultura popular de Portugal fueron los argumentos defendidos durante el debate que se impusieron en la votación final, frente a las denuncias contra la violencia y tortura de los animales esgrimidas por los diputados que apoyaron la abolición.
El parlamentario socialista Hugo Costa y el democristiano Telmo Correia (del CDS, el partido más a la derecha del hemiciclo) coincidieron en defender el respeto por los aficionados a las corridas de toros.
Desde el Partido Social Demócrata (PSD, centro-derecha), el diputado Joel Sá cuestionó que exista «tanta prisa» por abolir las corridas por la vía legislativa cuando es una actividad que está «en declive», como recoge el proyecto de ley, y, en su opinión, la propia voluntad de la sociedad acabará teniendo «el mismo efecto».
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Estos argumentos se impusieron al discurso inicial del diputado único del PAN, André Silva, que calificó de «falacia» considerar las corridas de toros «parte del patrimonio cultural del país» y defender que «la violencia extrema de rasgar la carne de un animal y hacerle escupir sangre» forme parte de la identidad de Portugal.
Al final, la norma solo obtuvo el apoyo del PAN, del ecologista Los Verdes y de la gran mayoría del marxista Bloque de Izquierda (un diputado se abstuvo), así como de ocho socialistas y de un parlamentario del PSD, claramente minoritarios entre los 230 legisladores del Parlamento portugués.
El proyecto corrió la misma suerte que otras propuestas presentadas en el pasado para limitar la tauromaquia; iniciativas para acabar con los subsidios estatales, prohibir su retransmisión en la televisión pública o vetar la participación de menores de edad en las corridas ya fueron rechazadas por el Parlamento luso.
En Portugal están prohibidos los llamados «touros de morte» -abatir al animal en la arena- desde mediados del siglo XIX, aunque el toro termina sacrificado después del espectáculo.
La afición taurina se concentra especialmente en las zonas rurales del sur y el centro del país, pero en la última década se ha registrado un descenso tanto del número de espectáculos como del de espectadores.
Según datos de la Inspección General de Actividades Culturales, en el 2017 se celebraron 181 espectáculos taurinos en suelo luso, muy por debajo de los 307 que hubo el 2008, mientras el número de espectadores se redujo de casi 700,000 personas a 378,000.
Estos números difieren de los que maneja Protoiro -la Federación Portuguesa de la Tauromaquia-, que defiende que las estadísticas oficiales no contabilizan los más de 1.000 eventos de las fiestas populares que se realizan por todo el país.
Según un comunicado divulgado en la víspera de la votación, las estimaciones de Protoiro «apuntan a tres millones de personas involucradas en eventos tauromáquicos -tanto en los cosos taurinos como en la calle- en todo el país a lo largo del 2017».
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