MADRID.-El presidente español, Pedro Sánchez, llegará este jueves a La Habana para una visita de apenas 24 horas durante las cuales no se verá con ningún disidente, aunque sí con intelectuales, artistas y emprendedores que forman parte de una sociedad civil independiente del régimen.
Los analistas consideran que la primera visita a Cuba de un presidente español en 32 años es virtualmente un campo de minas en el que cada gesto está medido al milímetro y cualquier desliz puede dar al traste con un plan cuidadosamente preparado.
Por esa razón los dos Gobiernos han negociado los movimientos de Pedro Sánchez en La Habana, incluido su paseo por la ciudad vieja, rehabilitada con apoyo de la cooperación española.
El mandatario español y su homólogo cubano, Miguel Díaz-Canel, inaugurarán un foro empresarial en el hotel Gran Packard, gestionado por la cadena española Iberostar, que acaba de ser incluido por la Administración Trump en su lista negra de empresas de la isla.
La posibilidad de un encuentro con los disidentes más significados, como Elizardo Sánchez, Guillermo Fariñas o las Damas de Blanco, está descartada.
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Fuentes de La Moncloa alegan que ninguno de los mandatarios que desde 2015 han visitado Cuba (presidentes o primeros ministros de Francia, Italia, Portugal, Irlanda o Austria) lo ha hecho. Ni siquiera los tres papas que han acudido sucesivamente o la alta representante de la UE, Federica Mogherini, que ha estado tres veces ni los tres ministros de Exteriores de Rajoy.
La excepción fue Barack Obama, quien los recibió en marzo de 2016 en la recién reabierta embajada estadounidense en La Habana. Pero “Sánchez no es Obama ni España Estados Unidos”, admite un colaborador del presidente. Tampoco está prevista ninguna cita con Raúl Castro, quien seguirá como primer secretario del Partido Comunista Cubano (PCC) y guardián de las esencias revolucionarias hasta 2021.(ECHA- Agencias)