LA HABANA, CUBA.- El presidente de Cuba, Raúl Castro Ruz, reconoció hoy que la economía del país atraviesa por importantes retos, pero reiteró que no habrá una vuelta al capitalismo en momentos en que un evidente reordenamiento político se asoma con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
Castro Ruz dijo en un discurso ante la sesión ordinaria de cierre de año de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) que “ciertamente las limitaciones en el suministro de combustibles y financieras se agravaron en el segundo semestre, lo que hizo que el Producto Bruto Interno (PBI) decreciera en el orden del 0.9 %. A pesar de ello se preservaron los servicios gratuitos que disfruta nuestra población que se contrapone a los vaticinios de que la economía cubana colapsaría y que volverían los molestos apagones”.
“No vamos hacia el capitalismo, pero no debemos cogerle miedo ni ponerle trabas a lo que podemos hacer en el marco de las leyes vigentes. Profundizar en los errores del pasado, para nunca repetirlos”, manifestó al referirse a las iniciativas de capital privado que él ha echado a andar desde que asumió el poder en el 2006.
El presidente cubano expresó que la economía presenta serias limitaciones financieras por la caída de las exportaciones y sus precios en importantes rubros, como el níquel.
“Persistirán tensiones financieras y retos que podrían recrudecerse en determinadas circunstancias, pero esperamos que el PBI crezca moderadamente en el entorno del 2%”, indicó el mandatario, quien señaló que Cuba se mantuvo pagando su deuda externa, pero mantiene importantes retrasos con sus proveedores.
“Agradezco a los socios comerciales por su comprensión y su confianza en Cuba”, indicó.
Castro Ruz enfatizó en los daños que causó en el oriente del país el paso del huracán Matthew en octubre pasado y reiteró los efectos que tiene sobre la economía el bloqueo o embargo económico de Estados Unidos.
Para pelear la tempestad, Cuba debe enfocarse, según su presidente, en “garantizar las exportaciones y su cobro oportuno, incrementar la producción nacional que sustituya importaciones y reducir todo gasto no imprescindible”.
El tema de las exportaciones cobra un rol fundamental. Desde el 2012, Castro Ruz ha impulsado una agresiva búsqueda de capital extranjero para alimentar el desarrollo del país, pero el proceso ha ido más lento de lo que se esperaba.
“No estamos satisfechos en esta esfera y han sido frecuentes las dilaciones excesivas en el proceso negociador. Superar la mentalidad obsoleta, llena de prejuicios contra la inversión foránea… Despojarnos de los falsos temores hacia el capital externo”, enfatizó.
Hizo un llamamiento a mostrar un particular desarrollo en la industria de la energía, pues dicho sector ha marcado siempre la economía cubana.
“El combustible ha sido, desde el triunfo de la Revolución, la ‘espada de Damocles’ que hemos tenido sobre nuestro cuello, a veces rozándolo… Este es uno de los sectores estratégicos donde hay que dinamizar la inversión extranjera”, sostuvo.
Si bien el mensaje de Castro Ruz del sostenimiento del socialismo como modelo en Cuba fue central, su actitud de apertura al capital extranjero envía un mensaje de tranquilidad a quienes han apostado al país hacia el futuro.
El mayor reto para el modelo cubano está en el cambio político que está surgiendo en la región.
El crecimiento del 2017 planteado por Castro Ruz será todo un desafío dado el contexto regional e internacional. Venezuela, su principal socio y suministrador de combustible, se sigue tambaleando. Amigos tradicionales de Cuba, como Argentina y Brasil, han caído en manos de opositores al gobierno cubano. A ello se suma la llegada de Donald Trump y sus toneladas de incertidumbre al tablero de ajedrez global.
Todo esto se da en momentos en que la economía cubana registró una reducción de 0.9% en su PIB en el 2016, una contracción provocada por la falta de liquidez que el gobierno espera superar en el 2017, cuando pronostican un 2% de crecimiento.
El ministro de Economía y Planificación (MEP), Ricardo Cabrisa Ruiz, dijo hoy a la ANPP que “para el año 2017 se prevé un crecimiento del dos por ciento en el PIB contra un decrecimiento del 0.9 por ciento en el año 2016”.
Cabrisa Ruiz explicó, según los reportes oficiales desde el cónclave –al cual la prensa extranjera no tuvo acceso-, que el decrecimiento responde a una reducción en los ingresos por exportaciones, dificultades en la importación de combustibles y los problemas económicos enfrentados con “algunos de los principales socios de nuestro país” por la caída en los precios del petróleo. Esa referencia en específico se refiere al caso de Venezuela, principal socio comercial de Cuba.
Cabrisa Ruiz pronosticó que en el 2017 se esperan “dificultades en la captación de divisas, el incumplimiento del ingreso en el plan por exportaciones y fuertes limitaciones en el suministro de combustibles que no podrá revertirse en el corto plazo”.
La conclusión de Cuba por debajo de las estimaciones no es sorpresiva. Al cierre de junio se notificó al país que las proyecciones andaban por debajo de lo estimado, pues se alcanzó sólo un 1% del 2% del crecimiento estimado originalmente. Esto provocó un fuerte recorte en el uso de combustibles, sobre todo en los centros de trabajo calificados como no críticos para el desarrollo económico, la salud o la seguridad.
El principal problema para lo economía cubana ha sido la crisis venezolana, gobierno que suministra altas cantidades de petróleo subvencionado a la isla, el cual ha tenido que ir siendo sustituido poco a poco por Argelia y Rusia, dados los problemas que enfrenta la economía de Venezuela.
De cómo vaya Venezuela dependerá mucho Cuba, que también tendrá que vigilar de cerca de Trump, quien se cierne como una amenaza de esas impredecibles, no sólo para la isla, sino para el mundo entero.
Fuente: elnuevodia.com/Foto: publico.es