EEUU.- ‘Robin’, es el nombre de la nueva biografía de Robin Williams que acaba de publicar el periodista Dave Itzkoff, donde se revelan los escalofriantes relatos de personas que lo acompañaron en los últimos días de su vida.
“El lloraba en mis brazos al final de cada día, era horrible. Horrible“, contó la maquilladora Cheri Minns, encargada del make up de la película Una noche en el museo 2.
“Le dije a su gente, ‘yo soy solo una maquilladora, no tengo la capacidad para lidiar con todo lo que le pasa’”. Cuando le sugirió volver a sus raíces, y probar de hacer un show de stand up, él se negó. “Solo lloraba y decía, ‘No puedo Cheri. Ya no sé, ya no sé cómo ser gracioso“.
El comediante, que se quitó la vida en el 2014, padecía de un tipo de demencia que afectaba sus pensamientos, su memoria y el control de su cuerpo, lo que también provocaba que no pudiera recordar bien sus líneas.
Se trata de la Demencia de Cuerpos de Lewy, una enfermedad neurodegenerativa que es señalada como la tercera causa de demencia después del Mal de Alzheimer y la demencia vascular. En un principio, el actor había sido mal diagnosticado con Parkinson.
“Me puse en su lugar; la velocidad con la que se produce un chiste es la misma velocidad con la que se produce el terror. Todo lo que dicen que puede pasar cuando uno tiene psicosis es real, -las alucinaciones, las imágenes, el miedo- todo eso le venía a su mente con la misma rapidez que le venía una situación de comedia, y a lo mejor más rápido. No puedo imaginarme vivir con eso”, dijo la maquilladora.
En una entrevista que brindó después de su muerte, su esposa Susan Williams, habló sobre la lucha contra la enfermedad.
“Ahora sé que los doctores, y todo el equipo, estaban haciendo las cosas bien. El problema fue que la enfermedad fue más rápida y más grande que nosotros. En algún momento la hubiésemos dominado”, contó.
“Él trató de mantenerse entero tanto como pudo, pero durante ese último mes ya no lo consiguió. Era como si una represa se hubiese roto“, concluyó. (ECHA- Agencias)