Roberto Mejía Alarcón: «En Perú se querella periodistas con la pretensión de silenciarlos”

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Roberto Mejía Alarcón, presidente de la Asociación Nacional de Periodistas de Perú (ANP), la más antigua de América Latina, organización con la que la FAPE mantiene un protocolo de cooperación interinstitucional, habla, en entrevista para la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), de la situación que vive el Periodismo en el país andino.

Periodista titulado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, lleva 61 años de ejercicio profesional ininterrumpido, de los que trabajó algunos lustros en el diario El Comercio de Lima, Radio Nacional del Perú y el diario La República, entre otros medios.

Es autor de varios libros, entre ellos, Historia del Periodismo, Periodismo Impreso, Una Fuerza, Todas las Fuerzas, El Libro Diario del Periodista y Antología Derecho a la Libertad de Expresión.

Fue nombrado por primera vez presidente de la ANP en 1977, y desde entonces ha formado parte, de forma ininterrumpida, de su Directiva. Actualmente, es director del diario digital Crónica Viva.

–Su labor como presidente en la Asociación Nacional de Periodistas de Perú viene de lejos.

La primera vez que ejercí la Presidencia fue el año 1977. Sigo en este cargo, con algunos intervalos que correspondieron a las gestiones de mis colegas Hernando Aguirre Gamio, Luis Aliaga Loyola y Antonio Cisneros Reaño. Les acompañé en la Directiva, bien como vicepresidente o secretario general. Quizás sea el más longevo en mi país.

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–¿Se trata de la principal organización de periodistas del país?

La ANP fue fundada el 21 de julio de 1928 y sigue en la brega gremial sin pausas ni descansos. Es la más antigua de Perú y de América Latina. Bajo sus banderas se arropan 104 asociaciones provinciales y una Federación Nacional de Trabajadores de la Comunicación Social. Posiblemente sea la de mayor notoriedad y participación cuando se trata de defender la libertad de expresión, como derecho fundamental de la persona humana, y de defender y proteger los derechos sociales y económicos de los periodistas. Muchas de sus iniciativas de carácter legislativo son, hoy en día, leyes que están vigentes

–¿De cuántos asociados estamos hablando?

Hasta el año pasado contaba con más de 10,000 socios activos. Tenemos también una relación de socios pasivos que por razones económicas carecen de posibilidades de pagar sus obligaciones gremiales. Eso no limita el respaldo que requieren en casos de asistencia social.

–No es habitual que una asociación profesional tenga una Universidad, pero la ANP tiene la Jaime Bausate y Meza. ¿Por qué y cómo surgió esta iniciativa que se mantiene activa desde hace 58 años?

Las primeras inquietudes surgieron al inicio de la década de los años 30 del siglo pasado. Los dirigentes de entonces observaron que era necesaria la capacitación de los periodistas en temas sociológicos, económicos y políticos. El esfuerzo realizado, con apoyo de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, fue insuficiente para atender las exigencias de unos lectores que demandaba mayor y mejor información. En aquellos años solamente se contaba con la prensa escrita. La inquietud de darle a la tarea gremial un horizonte más moderno hizo que, en 1958, otros dirigentes llevaran adelante la creación de un Instituto Libre, pero sin valor oficial. En 1977, otra generación advirtió que el periodismo más que un oficio en realidad significaba una profesión. El Instituto ya se había convertido en Escuela, y en los años 90 dio el gran salto, para transformarse en Universidad. Como tal se le reconoce como el referente mayor en la formación de periodistas profesionales.

–Hábleme de la situación actual del periodismo en Perú…

Cumple su labor social en cuanto a información, interpretación y opinión. Destaca el periodismo de investigación, que tiene una tarea indesmayable desde finales del siglo pasado, y ha puesto al descubierto lo que antes se ocultaba a la ciudadanía: la corrupción que existe en la Administración estatal, con frecuencia unida a los poderes fácticos de orden económico; el narcotráfico, que cuenta con personas que han llegado a ocupar cargos importantes de representación en los poderes del Estado; el crimen organizado, que asesina y extorsiona a la manera de las bandas de Al Capone… Saben que el periodismo de investigación es su peor enemigo. Pero la parte “sana” de la profesión tiene su contraposición en lo que llamaría la práctica del “periodismo de conjetura”, que infiere hechos no comprobados, que imagina sucesos en base a trascendidos. Allí la ética periodística ha sido abandonada.

–¿Es complicado ejercer el periodismo en su país?

Sí. En el dilema entre hacer un periodismo que cumple un deber social o uno de carácter sobre todo lucrativo, va ganando éste último. La pelea por la mayor circulación de la prensa escrita, el “rating” en la televisión, la audiencia radial de alcance nacional, facilita suculentos contratos de publicidad. El periodista deja de lado el pudor y se convierte en un mercenario. El “periodismo amarillo”, con otro ropaje y nuevos actores, se ha entronizado.

–¿Hay leyes que puedan o pretendan restringir de alguna manera la libertad de prensa?

Hay urgencia de afinar algunas leyes. El Código Penal sanciona con cárcel a quienes caen en los delitos contra el honor. El Poder Legislativo hace oídos sordos a la sugerencia de foros mundiales, como Naciones Unidas o la Organización de Estados Americanos, para que tales delitos se ventilen en el Fuero Civil. Jueces prevaricadores, funcionarios estatales corruptos y narcotraficantes utilizan la actual ley para querellar a los periodistas con la pretensión de silenciarlos. La amenaza está latente. Existe una Ley de acceso a la información pública, pero ésta no funciona correctamente. Tiene un articulado que, a manera de candado infranqueable, impide que el periodismo y la propia ciudadanía puedan acceder a tal información. El secretismo es muy fuerte y, cuando se trata de corrupciones militares, puede llegar a la declaración de traidor a la patria al periodista que se exponga a ello.

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–¿Se presiona a los medios y los profesionales desde la Administración pública o desde determinados grupos empresariales?

–Es una práctica antigua. Hasta la más reciente Administración gubernamental era visible tal presión, aunque quizás no tan notoria como ocurrió en los años noventa del siglo pasado. Se utiliza el “lobby”, la intermediación de “buenos amigos”, la promesa de la publicidad estatal. Tenemos grupos empresariales que han tomado la sartén por el mango y cuentan con sus propios medios de comunicación social. Desde allí presionan a la competencia y al propio Gobierno. La presencia de la “concentración de medios” y con ella la “propiedad cruzada” está dando una excelente rentabilidad, poder económico y poder político. Aunque, claro está, nada democrático.

–El narcotráfico es uno de los principales enemigos del periodismo y de la libertad de prensa. Todos conocemos el caso de México con amenazas, desapariciones, periodistas que abandonan el país e incluso asesinatos. En Perú se habla de un importante incremento de este tráfico ilegal en los últimos años. ¿Está afectando de algún modo a la labor de los periodistas y los medios?

Perú no vive hasta el momento la tragedia de los periodistas mexicanos. Existen amenazas, agresiones, querellas, pero no hay asesinatos ni desapariciones. Sin embargo, el peligro sigue vigente.

–La crisis ha cribado el periodismo y a los medios españoles. ¿Se ha notado esta crisis en las empresas periodísticas y entre los profesionales peruanos?

Sabemos cuán seria es la situación de los periodistas en España y causa mucha preocupación, no solamente porque afecta a los colegas y los medios, sino por lo que significa para la población en general. Respecto a Perú, la mayoría de los periodistas trabajan mediante contratos a tiempo determinado, con frecuencia sin derecho a vacaciones y otros beneficios económicos y sociales. La informalidad campea, sobre todo en las provincias que están fuera de Lima, pero no existen estadísticas oficiales.

–¿La prensa en papel sigue teniendo un mercado fuerte, frente a los medios digitales?

La prensa impresa constituye el medio tradicional en nuestro país, cuenta con un número de lectores importante y no ha sido desplazada por la prensa virtual.

–¿Cómo ve el futuro del periodismo en Perú y en Latinoamérica?

Habría que preguntarse primero si alguna vez se acabará el afán ciudadano por conocer los sucesos del día. Esto no ocurrirá nunca. El humano es curioso por naturaleza, quiere saber más y más. El periodismo tiene por eso futuro, mucho futuro, y la tecnología le brinda mejores posibilidades.

(Entrevista: Nuria Navarrete – Fuente: FAPE, España).

 

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