En su segunda exposición individual, el artista Pablo Quevedo presenta La ronda felina, una serie de pinturas que exploran la figura del felino como símbolo de introspección y misterio. A través de sus lienzos, los felinos se muestran no solo como animales de la naturaleza, sino como representantes de instinto, independencia y observación silenciosa del mundo.
Según Quevedo, «Si alguna vez has mirado a un gato a los ojos sabrás del amor libre, de la coincidencia exacta de los tiempos, de los encuentros casuales que se someten al asombro y a lo inmenso que ello significa.»
Un lenguaje propio y místico
El curador de la exposición, Mateo Cabrera, señala que Pablo Quevedo es un amante de la pintura, siempre dispuesto a desentrañar los enigmas que esta arte encierra. “Esta muestra es un puro reflejo de ello”, explica Cabrera, destacando la búsqueda del artista por un lenguaje auténtico y una forma única de enfrentar el reto de la figuración.
La figura del gato ha sido recurrente a lo largo de la historia del arte en diversas culturas. Grandes artistas como Pablo Picasso, Salvador Dalí, Andy Warhol y Jean-Michel Basquiat exploraron la imagen del felino en sus obras, cada uno otorgándole su propio simbolismo. Picasso los retrató como un reflejo de su espíritu rebelde; Dalí los utilizó como símbolos de lo enigmático; Warhol les dio una identidad comercial y vibrante, y Basquiat los presentó como símbolos de lucha y resistencia en el arte urbano.
Siguiendo esta tradición, Quevedo nos invita a explorar la esencia del felino a través de su propia visión artística. La ronda felina se presenta como una muestra que permite al público sumergirse en esta temática desde una perspectiva personal y única.
El instinto artístico
Pablo Quevedo ha manifestado que desde su niñez siempre le ha interesado pintar animales de diferentes especies, pero en esta ocasión, los felinos surgieron de manera instintiva: “Por instinto, por sueños, por pensamientos sutiles que me hacían pensar que tras esos pasos sigilosos habría un imaginario que me resultaría interesante descubrir”, comenta el artista.
En su obra, los felinos “nacen del silencio o quizás de un ronroneo que, grácilmente, pretende sintonizarnos con aquello que llevamos dentro y que no queremos mirar”. El resultado es una exploración visual que busca clarificar las emociones entrelazadas, integrándolas como un nutriente para acercarnos a nuestra propia esencia.
La ronda felina se presenta como una exposición que explora la figura del gato desde una perspectiva profunda y simbólica, invitando a los espectadores a sumergirse en los misterios que estos animales evocan en el imaginario colectivo.
Foto Andina