MOSCÚ.- Rusia envío este lunes una batería de sus misiles S-400, su más moderno sistema de interceptación de aviones y proyectiles enemigos, a Vladivostok, en el extremo oriental del país y a sólo 130 kilómetros de la frontera con Corea del Norte.
El regimiento de defensa aérea 1533, que opera en la lejana ciudad sobre la costa del Mar del Japón, estaba previamente armado con los S-300, pero este año su equipo fue actualizado, según informó el portal local VL.
Puede detectar aviones y misiles a una distancia máxima de 600 kilómetros y proteger a al territorio ruso de los proyectiles balísticos que se disparen desde la península o sus alrededores
El S-400 puede monitorear movimientos enemigos a 600 kilómetros de distancia y atacar a un máximo de 400.
Con los S-400 «Triumf» los rusos podrán ahora detectar hasta 36 objetivos en forma simultánea y a 600 kilómetros de distancia, y atacarlos a un máximo de 400 kilómetros, ofreciendo de hecho un escudo de misiles que puede defender al territorio ruso de cualquier misil balístico lanzado desde Corea del Norte.
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Esta no es la primera ni única batería de S-400 en la zona, ya que el regimiento 589, ubicado en Najodka, a 80 kilómetros de Vladivostok, cuenta también con el novedoso sistema, reportó la cadena rusa RT.
La península coreana se ha convertido en la zona más caliente del mundo debido a las pruebas nucleares y de misiles realizadas por el régimen de Kim Jong-un, pero también por los ejercicios militares de Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, así como la presencia de China.
En especial, Washington realiza regularmente vuelos de práctica de sus bombarderos nucleares y sus cazas furtivos en la zona, que ahora comenzarán a ser «seguidos» por los radares de la nueva batería S-400.
La carrera tecnológica por los escudos antimisiles se ha potenciado en los últimos años, con el S-400 y el THAAD estadounidense a la cabeza, ambos populares productos de exportación. Cada vez que un país ubica una batería de este tipo cerca de una frontera se generan tensiones, especialmente por la enorme capacidad de sus radares de «observar» lo que ocurre en el espacio aéreo vecino. (ECHA- Agencias)