La modificación de la doctrina nuclear de Rusia, que al albor de la guerra en Ucrania ha decidido ampliar los escenarios en los que se consideraría legitimada para utilizar armamento atómico, ha resucitado los ecos bélicos de la Guerra Fría con Estados Unidos y que aún se dejan notar en los arsenales de las dos principales potencias del siglo XX.
Rusia aún tiene a su disposición más de 5.800 cabezas nucleares, mientras que en los almacenes de Estados Unidos habría más de 5.200, según el informe más reciente del Instituto Internacional de Investigación Sobre la Paz de Estocolmo (SIPRI). Entre ambos países acumulan el 90 por ciento de todas las del mundo y, aunque aparentemente se mantienen estables, la transparencia ha disminuido desde el inicio de la invasión rusa en Ucrania al mismo ritmo en que ha aumentado la desconfianza.
Rusia se desmarcó en noviembre de 2023 del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares tras denunciar un «desequilibrio» favorable a Estados Unidos, apenas unos meses después de salirse del Tratado de 2010 sobre medidas para una mayor reducción y limitación de las armas estratégicas ofensivas (Nuevo START).
Ambos están considerados pilares en materia de disuasión y no proliferación armamentística, pero el presidente ruso, Vladimir Putin, ha puesto en duda la conveniencia de este tipo de acuerdos y ha agitado la retórica nuclear, amenazando en reiteradas ocasiones con recurrir a este tipo de armas en caso de supuestos riesgos en materia de seguridad nuclear.
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Putin ha ratificado esta misma semana el cambio de doctrina nuclear, coincidiendo con los permisos dados por varios países occidentales, entre ellos Estados Unidos, para que las fuerzas ucranianas puedan utilizar misiles de largo alcance sobre territorio ruso.
La nueva doctrina contempla que Rusia pueda recurrir a armas atómicas no sólo en caso de amenaza nuclear, sino en respuesta a armas hipersónicas no nucleares, drones y misiles balísticos y de crucero que supongan una amenaza para el territorio ruso, ampliando de esta forma los criterios contemplados hasta la fecha.
OTROS PAÍSES CON ARMAS
Rusia y Estados Unidos, sin embargo, no son los únicos países que disponen de cabezas nucleares. China figura en tercera posición, con unas 410, según SIPRI, que completa la lista con Francia (290), Reino Unido (225), Pakistán (170), India (164), Israel (90) y Corea del Norte (30).
Además, los expertos recuerdan que hay también un grupo de países que no disponen de armas propias, pero sí albergan material de otras potencias, dentro del cual figuran Italia, Turquía, Bélgica, Alemania y Países Bajos. Todos ellos acogen armamento estadounidense, mientras queda la incógnita de Bielorrusia, país que ha seguido estrechando lazos con Rusia en estos últimos años.
Moscú sí ha confirmado el despliegue en territorio bielorruso de armas nucleares tácticas, elaboradas con uranio empobrecido y con escasa eficacia en el campo de batalla militar. No se trata en ningún caso de las armas de tipo estratégico que implican lo que en la Guerra Fría se consensuó como ‘destrucción mutua asegurada’.
Según las estimaciones del SIPRI, en torno a 9.585 cabezas nucleares del total de 12.121 existentes en el mundo están en arsenales nucleares «para su uso potencial», de las que 2.100 se encuentran en estado de alerta operativa alta en misiles balísticos. La mayoría de ellas pertenecen a Rusia y Estados Unidos, aunque se cree que China también se ha incorporado al grupo.
Europa Press