Miguel Ángel Russo ha vuelto este lunes al banquillo del Boca Juniors, esta vez en sustitución de Gustavo Alfaro, y con la misión de volver a llevar al equipo a la conquista de la Copa Libertadores, como lo hizo hace 12 años.
«Ojalá me toque ganar la Copa y festejarla en La Bombonera, esto es lo que uno busca y lo que uno quiere», dijo Russo durante su presentación.
El entrenador argentino añadió que otra de sus metas es hacer que el equipo «juegue bien al fútbol» de nuevo, por contra de la era Alfaro, muy criticada por el estilo defensivo.
Russo dirigió a Boca en 2007, temporada que fue marcada por la conquista de la sexta Copa Libertadores.
La estrella de ese equipo fue Juan Román Riquelme, quien ahora hace parte de la nueva directiva presidida por Jorge Amor Ameal.
«El equipo que salió campeón en 2007 lo tengo en mis mejores recuerdos, más allá del momento brillante de Román, que creo que fue único y para mí inolvidable», matizó Russo.
Riquelme, quien hoy no estuvo en la conferencia de prensa, fue uno de los artífices del regreso de Russo a Boca, admitió Ameal.
«Le agradecemos a Román, Román tuvo mucho que ver en este vínculo», subrayó el nuevo presidente de Boca.
Russo, de 63 años, era el favorito para dirigir al equipo, que en 2020 busca ganar la Libertadores por séptima vez.
En los 12 años de sequía, su más enconado rival, River Plate, ha conquistado dos veces el más antiguo torneo de clubes del mundo.
«Había un lado que me decía que en algún momento iba a volver y nunca lo perdí, este es el momento y esta es la oportunidad. Dios sabe dónde pone las cosas y creo que este es un buen momento», dijo.
Russo evitó mencionar candidatos para reforzar la plantilla, pese a las conjeturas periodísticas que sitúan al goleador peruano Paolo Guerrero.
Sobre el capitán Carlos Tévez, cuya continuidad está en duda, Russo dijo que «es jugador de Boca».
Ameal precisó que ‘el Apache’ tiene contrato con Boca pero cuenta con «la posibilidad de rescindirlo antes del 15 de enero».
El nuevo presidente anunció que pedirá una auditoría a las arcas del club porque a la directiva entrante le «extraña mucho» el estado e las finanzas y necesita saber en qué se ha «invertido» lo que se recaudó.
«El problema económico es real», anunció.
«El club no está tan bien como decían las anteriores autoridades», enfatizó.
Russo dirigirá al equipo en el tramo final de la Superliga Argentina, en la que tiene 29 puntos, misma cantidad que Lanús y uno menos que el líder, Argentinos Juniors, en las 16 jornadas disputadas hasta el momento.
El siguiente partido liguero, el 26 de enero, es el «próximo objetivo de Boca», manifestó.
Al torneo le restan siete jornadas.
«Dentro de esa situación, está la capacidad nuestra de acomodarnos lo más rápido posible a todo», afirmó.
El último equipo de Russo fue el Cerro Porteño paraguayo al que dirigió desde junio hasta octubre de este año, cuando fue destituido debido a los decepcionantes resultados.
El extécnico de San Lorenzo de Almagro, Racing Club y Estudiantes de La Plata también condujo a la Universidad de Chile y el Salamanca español, a los mexicanos de Morelia, el Millonarios colombiano y el Alianza Lima peruano antes de llegar al banquillo del Cerro Porteño.