Materiales como jeringas, agujas, hojas de afeitar e instrumentos quirúrgicos y para procedimientos que entren en contacto con la sangre de una persona con hepatitis y luego no sean bien esterilizados y se utilicen nuevamente, pueden ser una vía de contagio de esta enfermedad.
La hepatitis C en nuestro medio afecta a unas 300 mil personas, de las cuales solo el 30% tienen acceso a tratamientos, pero de esa cifra, mucho menos lo reciben.
“También las relaciones sexuales son un posible mecanismo de contagio”, advirtió el doctor Javier Díaz Ferrer, médico asistente del Servicio de Hígado del Hospital Rebagliati y presidente de la Asociación Peruana para el Estudio del Hígado.
Precisamente la Asociación realizará el Curso Internacional de Hepatología “Rolando Figueroa Barrios 2015”, los días 29, 30 y 31 de mayo, en el hotel Plaza del Bosque en San Isidro, evento que contará con la participación de destacados profesores nacionales e internacionales, y donde se analizará la problemática de los diferentes males hepáticos en nuestro país.
Peligros de la hepatitis C
El Dr. Díaz Ferrer precisó que ponerse una simple inyección, recibir tratamientos odontológicos, usar hojas de afeitar de otras personas, hacerse tatuajes, piercings, manicure, pedicure, hasta transfusiones sanguíneas, hemodiálisis, endoscopias y biopsias, todas ellas con material reusado o mal esterilizado, son potencial fuente de contagio del VHC.
Se estima que en nuestro país entre el 0.8% a 1% de la población padece este mal, pero más de la mitad no lo saben, y urge que se detecte a estas personas como medida de prevención de nuevos contagios, señaló el especialista.
Otro aspecto sobre el que llamó la atención fue el bajo acceso a tratamiento para los afectados de VHC, casi nulo en el sistema público, y los pocos que reciben terapia, alrededor del 30%, son de la seguridad social y el ámbito privado.
Sin embargo –añadió- existen tratamientos tradicionales con interferón y ribavirina; a esto se suman nuevas terapias con las que se alcanza más del 90% de curación en el menor tiempo y con menos efectos adversos. Se trata de antivirales innovadores para pacientes con enfermedad avanzada, con buenas tasas de respuesta. “El gobierno debe hacer los esfuerzos necesarios para que la población tenga acceso a estas nuevas terapias”, puntualizó.
Pacientes asintomáticos
Díaz Ferrer subrayó que si bien la mayoría de pacientes con hepatitis crónica C son asintomáticos y permanecen “ocultos”, las consecuencias finales de este mal no tratado o atendido a destiempo pueden ser el cáncer de hígado y la cirrosis, donde la única esperanza de vida es el trasplante hepático.
La hepatitis C es una infección del hígado causada por el virus del mismo nombre. La gravedad de este mal puede variar de una enfermedad muy leve con pocos o ningún síntoma, a una afección grave que requiere hospitalización. Por razones que se desconocen, alrededor del 20% de las personas pueden eliminar o deshacerse del virus sin un tratamiento durante los primeros 6 meses. Lamentablemente, la mayoría de las personas infectadas no pueden eliminarlo y desarrollan una infección crónica o de por vida.