El coronavirus ha golpeado a Perú con un sistema de salud muy debilitado a lo largo de las últimas décadas, por lo que la presidenta del Seguro Social de Salud (EsSalud), Fiorella Molinelli, deseó que esta crisis sirva para que, una vez superada, el sistema de salud pase a ocupar un lugar central.
Desde la villa de los Juegos Panamericanos de Lima 2019, transformada en un centro de aislamiento de COVID-19 para miles de pacientes sensibles, la ex ministra Molinelli relató en una entrevista a Efe los esfuerzos para aumentar su capacidad hospitalaria en una carrera mano a mano contra el virus.
P: ¿Cómo valora estos dos primeros meses en emergencia?
R: Han sido dos meses críticos. La pandemia ha puesto en jaque a todo el mundo y en particular a nuestro país, con un sistema de salud que ya era bastante frágil. En el caso de la seguridad social teníamos una brecha de 4.000 camas, 9.000 enfermeras, 5.000 médicos y 32.000 millones de soles (9.300 millones de dólares) en infraestructura.
P: ¿De qué manera han manejado la emergencia con esas carencias ya existentes?
R: La idea era ganar tiempo a partir de los «martillazos» y de las políticas efectivas que dictó el gobierno a tiempo, que nos permitía a todo el sistema de salud comenzar a pensar cómo expandir el número de camas. Ese era el gran desafío: expandir las camas regulares y las unidades de cuidados intensivos (UCI).
P: ¿Cuántas camas hay ahora disponibles para pacientes en los establecimientos de EsSalud?
R: Comenzamos con 163 UCI y 572 camas para pacientes moderados con oxígeno. Sabíamos que eso se iba a quedar muy corto enseguida. (…) Ahora hemos pasado a casi 5.000 camas, y eso no lo hubiésemos podido lograr sin la Villa Panamericana. El reto fue convertirla en un centro de aislamiento para pacientes vulnerables como adultos mayores o con factores de riesgo como diabetes.
P: ¿Cuántos pacientes pueden estar aislados en la Villa Panamericana?
R: Se han logrado implementar 1.600 camas en un cortísimo plazo. Tenemos listas cuatro de las siete torres. Las dos primeras ya están a tope y las dos siguientes ya están siendo ocupadas. (…) Hemos tenido más de 2.600 pacientes y ya han recibido el alta 1.600. Permanecen 1.000 aproximadamente.
P: ¿Qué le ha impactado más de esta pandemia?
R: Por un lado ver a pacientes que ingresan a los hospitales y se despiden de sus seres queridos sin que ellos los puedan acompañar y sin saber si lo van a volver a ver, pero la otra cara la moneda es la esperanza que representa la Villa Panamericana.
P: ¿Cómo ha afectado la emergencia al personal sanitario del Seguro Social de Perú?
R: No solo hay escasez derivada del propio sistema. Hay mucho personal que se ha retirado a casa por ser adultos mayores o por tener algún factor de riesgo. En nuestro caso, la deserción ha sido del 40 % de los profesionales de la salud.
P: ¿Cómo han reemplazado esas vacantes?
R: A pesar de que se han hecho convocatorias, no todos se animan a atender pacientes con COVID-19. Algunos de esos concursos quedaron desiertos y por eso decidimos abrir los procesos y las convocatorias a profesionales extranjeros.
P: ¿Cuántos extranjeros han contratado para esta emergencia?
R: En la Villa Panamericana convocamos a casi 30 de distintas nacionalidades, como cubanos, venezolanos y colombianos. Eso ha generado una sinergia de trabajo en equipo impresionante. En una batalla no podemos hacer diferencias, todos tenemos que sumar. No podemos discriminar nacionalidades. Todo suma para luchar por la salud y por la vida.
P: ¿Qué opina de las críticas al Estado ante un posible mayor número de fallecidos por COVID-19 que no están dentro del registro oficial?
R: Los que estamos en la cancha nos damos cuenta que no es tan fácil contabilizar los pacientes con coronavirus. Muchas veces ha fallecido un paciente sospechoso de COVID-19 y no se le ha hecho la prueba o está siendo aún procesada. Entonces, siguiendo la metodología establecida por la OMS, no pasa a la lista de fallecidos por coronavirus hasta que llegan los resultados.
P: ¿Qué ocurre si al fallecido no se le tomó la prueba?
R: Queda como una persona con neumonía atípica, enfermedad de infección respiratoria aguda o sospecha de COVID-19.
P: ¿Cómo se manejan los casos de fallecidos fuera de los hospitales?
R: Algunos fallecen en las calles o en sus casas, y hay personas que no revelan si han tenido síntomas. Entonces son registrados como una persona sospechosa pero no hay forma de verificarlo, porque hay que cumplir con los protocolos de manejo de cadáveres para personas sospechosas.
P: Entonces, ¿es probable que haya fallecidos por COVID-19 que no haya entrado dentro del registro oficial?
R: Si comparas los registros de defunciones de un año a otro, siempre hay una diferencia, y probablemente esas diferencias puedan responder a casos que han tenido coronavirus.
P: ¿Qué lecciones deja esta crisis sanitaria?
R: Hay que ver esta pandemia como una oportunidad de ser mejores en el futuro. Deberíamos poner al sistema de salud al centro, también la educación y la tecnología, porque nos hemos dado cuenta que necesitamos tecnología hasta para la teleconsulta. Eso nos lleva a pensar en un nuevo país y en un nuevo mundo. EFE