CALAIS, FRANCIA.- El flujo de inmigrantes evacuados de Calais (Francia) que esperan registrarse en el centro de selección se redujo drásticamente, después que en la mañana estuviese marcada por largas colas.
Desaparecieron las filas de espera y solo un reducido goteo de extranjeros seguía entrando en el lugar, cuyas puertas cerrarán sobre las 20.00 horas locales (18.00 GMT).
El portavoz del Ministerio francés del Interior, Pierre-Henri Brandet, afirmó a Efe que el número total de evacuados superará los 2.000 -casi 400 de ellos menores-, menos de los 3.000 que habían calculado las autoridades.
Agregó que esperan mantener la cadencia en los próximos días, para acabar ofreciendo una solución de realojo a cada uno de los entre 6.000 y 8.000 habitantes del campamento, conocido como la «jungla de Calais», que lo deseen.
Brandet explicó que la operación se está desarrollando con base en la voluntad de los habitantes del campamento.
Recordó que durante varios días los agentes del Estado y de organizaciones humanitarias han intentado convencer a los inmigrantes de que dejaran el campamento para ser reinstalados en centros propuestos por el gobierno francés en todo el territorio.
El portavoz de Interior indicó que esperan que la mayor parte de los inmigrantes se acojan de forma voluntaria a este proceso, pero reconoció que es posible que algunos no lo hagan.
«En ese momento actuaremos en consecuencia», señaló Brandet, quien declinó precisar las modalidades que se emplearán.
Las asociaciones que trabajan con los inmigrantes calculan que unos 2.000 se niegan a abandonar el campamento de Calais, cercano a las rutas férreas y marítimas que conducen al Reino Unido, pero Brandet señaló que esas estimaciones son «infundadas».
«Nadie puede saberlo, el trabajo de persuasión que venimos haciendo va a continuar. Informamos a todos los inmigrantes de que es mejor que vayan a los centros que les proponemos a que sigan poniéndose en manos de mafias y arriesgando su vida para tratar de pasar al Reino Unido», indicó.
El portavoz señaló que mañana comenzarán las labores de demolición de las chabolas que pueblan la «jungla», aunque precisó que se hará de forma «suave».
«No entrarán aún las excavadoras. No es una labor urgente. Lo que apremia es ocuparse de los inmigrantes que están en una situación delicada», señaló.
Un buen ejemplo de la tensión que hay en el campamento se vivió hoy con la etnia de los «oromo», que reclaman la independencia de Etiopía y que eran objeto de agresiones por parte de otros integrantes del campamento.
Algo más de medio centenar de esos inmigrantes fueron escoltados por las fuerzas del orden, en medio de gritos reivindicativos y con las manos sobre la cabeza, hasta la entrada del centro de control, antes de que fueran trasladados en autobús a uno de los lugares de acogida.
EFE