La avenida Tacna nuevamente luce llena de vida. Sobre todo, abunda el hermoso color morado. El olor a ajonjolí característico de los turrones invade el lugar. De igual manera el olor del sahumerio anticipa la celebridad de la fe. Miles de fieles esperan este mes, para venerar la imagen del Señor crucificado.
Las hermanas del sahumerio con sus hábitos morados se preparan a la espera de la procesión. Así mismo, los hombres con su hábito morado están prestos a llevar sobre sus hombros la imagen del Cristo Morado. La idiosincrasia de Lima no ha perdido su vigencia, ni mucho menos sus costumbres. El mes morado, mes del Señor de los Milagros, es toda una celebridad nacional e internacional esperada por miles.
Los hombres de morado permanecen en la entrada de la Iglesia de Las Nazarenas, lugar donde reposa el Señor de los Milagros. Pertenecen a las distintas cuadrillas. Su labor además de ser cargadores durante la procesión, es velar por la seguridad dentro y fuera de la iglesia. Están listos para intervenir ante algún incidente en el lugar. Señores que portan sobre su pecho pines con la imagen del Señor de Pachacamilla. Su cuerpo es cubierto por el terno negro y encima llevan el hábito morado. A muchos los motivan distintas razones, la fe, es una de las razones principales. Este mes, luego de dos años de pandemia, el Cristo Morado sale en procesión. Es llevado por esos hombres que, por convicción y creencia, dejan reposar en sus hombros la pesado anda en el cual va la imagen milagrosa del Cristo de Pachacamilla.
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La primera cuadrilla se fundó en 1671. Ha albergado a miles de hombres de fe, que a lo largo han dejado la potestad a sus generaciones. Es así, como por muchos años la cuadrilla ha llevado en hombros al Señor. El lema que refleja Fidelidad, Caridad y Sacrificio por Cristo y su Iglesia, es el lema por el cual muchos hombres se desviven por cargar al Cristo Moreno cada octubre.
Dentro de Las Nazarenas el ambiente es una vorágine de emociones. Un lugar de respeto y de oración. El centro de toda petición por algún familiar que necesita ayuda, esa ayuda que va más allá de la humana. Muchos acuden porque necesitan la ayuda espiritual y miles se refugian en la fe hacía el Cristo Morado. Así es como Lima se paraliza y miles de miles de creyentes acompañan el anda, al son de la banda, los sahumadores, y al final los clásicos dulces limeños. Lima es una ciudad de tradiciones y se vive aún más en este mes, octubre es del Señor de Los Milagros.
Marco Sihue