En los últimos tiempos, los trabajadores de la región han visto amenazados sus derechos laborales adquiridos a lo largo de varios años de lucha. En el Día Mundial de la Justicia Social, el movimiento obrero ratifica su compromiso por el trabajo digno.
La ONU reconoce cada 20 de febrero como el Día Mundial de la Justicia Social, una conmemoración de la lucha por «erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar social y la justicia social para todos», según el sitio web de la entidad. Para 2017, la consigna es «Prevenir los conflictos y mantener la paz con el trabajo decente».
Sin embargo, el movimiento sindical de América Latina y el Caribe prefiere hablar de «trabajo digno» en lugar de «decente», comentó Ramón Cardona Nuevo, secretario de la región América de la Federación Sindical Mundial (FSM-América).
Cardona Nuevo subrayó que en la región, a raíz del modelo que impera, no existe únicamente «carencia de empleo», sino que aquellos que acceden a un trabajo lo hacen bajo condiciones precarias, en condiciones de subempleo y «sin prestaciones que están establecidas por las leyes laborales de cada país y los propios convenios internacionales de la OIT«.
Actualmente, los logros que los trabajadores de varios países de América Latina y el Caribe han conseguido a través del movimiento sindical están viéndose amenazados, precisó el referente de la FSM-América.
Por ejemplo, las reformas laborales que pretende llevar adelante el Gobierno de Michel Temer en Brasil —que podrían permitir las jornadas laborales de hasta 12 horas, la prolongación de los plazos de contratos temporales o recortes salariales para evitar despidos- preocupan a los sindicatos.
Según Cardona Nuevo, se trata de «un Gobierno que nada tiene que ver con los trabajadores sino que por el contrario busca defender los intereses de los empresarios y de los que más tienen». El secretario de la FSM-América precisó que ante un retroceso en las condiciones de trabajos, las organizaciones gremiales afiliadas en Brasil saldrán «a las calles» para «enfrentar esta pretensión de ahogar las ansias de los trabajadores en detrimento de sus intereses y los de su familia».
También la situación en Argentina, donde aumentan los despidos y el costo de vida, llama la atención del movimiento sindical regional. Según el secretario de la FSM-América, la actual administración del presidente Mauricio Macri «está llevando a extremos insoportables las condiciones de vida del pueblo y de los trabajadores argentinos».
La Confederación General de Trabajadores de ese país llamó a una movilización para el próximo 7 de marzo y un paro nacional a fin de ese mes en contra de la política económica del Gobierno, contra la flexibilización laboral, el incremento de las tarifas y los despidos masivos, entre otras cosas.
En Chile, precisó que «más allá de la voluntad que se pueda tener, los trabajadores no tienen acceso a los beneficios» que merecen por su trabajo. En Paraguay, mencionó el caso de Rubén Villalba, un dirigente campesino que se encuentra preso «por el solo hecho de defender los intereses de los trabajadores». También apuntó al caso de Julia Amparo Lotán, sindicalista guatemalteca y vicepresidenta de la FSM-América, «presa injustamente y acusada de delitos que no ha cometido por el solo hecho de ser una voz alternativa dentro del movimiento sindical» del país centroamericano. (Agencias)