Un testigo clave en el proceso del Departamento de Justicia de Estados Unidos contra Julian Assange, Sigurdur Ingi Thordarson, ha confesado en una entrevista concedida al periódico islandés Stundin que mintió en sus declaraciones utilizadas por las autoridades norteamericanas para armar el caso contra el fundador de WikiLeaks. «Esto es el fin del caso contra Julian Assange», escribió el excontratista de la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA) Edward Snowden en referencia a estas revelaciones.
Sigurdur Ingi Thordarson era un voluntario de WikiLeaks convertido en el primer informante conocido del FBI dentro de la organización a cambio de unos 5,000 dólares e inmunidad de la persecución judicial. Ahora, Thordarson ha admitido que su afirmación previa de que Assange le pidió que ‘hackeara’ los ordenadores de los parlamentarios para acceder a las grabaciones de sus conversaciones telefónicas privadas es falsa y que nunca lo solicitó.
El hombre ha explicado que, en realidad, recibió unos archivos de terceros que le dijeron que habían grabado a los parlamentarios y propuso compartirlos con Assange sin comprobar su contenido.
La Justicia británica decidió no extraditar a Assange a EE.UU. por temor a que se suicide, un país donde afronta hasta 175 años de prisión por 18 cargos en su contra, a raíz de la publicación de documentos secretos en su portal WikiLeaks. Lo acusan de violar la Ley de Espionaje y conspirar para cometer una intromisión informática y acceder a ordenadores gubernamentales con información clasificada.
Sin embargo, ahora la veracidad de la información en la que se basa la acusación formal estadounidense ha sido desmentida por el testigo principal, cuyo testimonio ha sido clave. Si bien la corte británica se guió por motivos humanitarios al fallar en contra de la extradición de Assange, la argumentación del equipo legal de EE.UU. incluyó la afirmación de que el acusado y su informador, Thordarson, trataron de descifrar juntos un archivo robado de un banco islandés.
Thordarson ha aclarado a Stundin que el incidente descrito fue bien conocido y el archivo encriptado fue filtrado del banco y compartido en Internet entre los entusiastas que trataron de descifrarlo por motivos de interés público en un intento de descubrir los motivos de la crisis financiera en Islandia, y que nada confirma que el archivo fuera «robado» en algún momento, ya que se presume que lo divulgaron los propios empleados del banco.
Otro punto expuesto en el mencionado proceso judicial fue que Assange «utilizó acceso no autorizado» otorgado por Thordarson «para acceder a un sitio web gubernamental» destinado a rastrear vehículos policiales. Entrevistado por Stundin, el informante ha precisado que los datos del ‘login’ eran sus propias identificaciones y no fueron obtenidos por medios ilícitos.
Thordarson ha contado que tenía acceso a aquella página web debido a su trabajo como socorrista cuando era voluntario en un equipo de búsqueda y rescate, y que el fundador de WikiLeaks nunca le pidió los datos de acceso.
El entonces ministro del Interior de Islandia, Ogmundur Jonasson, opina que los estadounidenses trataban de utilizar las cosas en su país y sus ciudadanos «para tejer una red, una telaraña que atrapara a Julian Assange» y recordó el momento exacto cuando el FBI contactó con las autoridades islandesas por primera vez el 20 de junio de 2011 para advertirles de una inminente intrusión en las computadoras gubernamentales, ofreciendo su ayuda que fue aceptada.
En opinión de Jonasson, el objetivo que EE.UU. perseguía de verdad era atrapar a Assange y no ayudar a Islandia, y en aquel entonces sus agentes ya estaban sentando las bases para conseguir su propósito final.
Lo que el exministro del Interior islandés sigue preguntándose desde aquel entonces es si todo empezó con la aceptación de la ayuda estadounidense y el establecimiento de cooperación «que podrían haber utilizado como pretexto para visitas posteriores».
Con información de actualidad.rt.com