Coches tuneados, miniaturas de los personajes y hasta tiendas de campaña personalizadas son algunos de los objetos más peculiares que se pueden ver en la Star Wars Celebration de Orlando, todo un paraíso galáctico para los fanáticos de las historias de George Lucas.
La convención, que este año ha elegido la ciudad de Florida como punto de reunión, acoge desde el jueves y hasta mañana domingo a miles de seguidores de «Star Wars» en una edición que conmemora las cuatro décadas de «Star Wars: A New Hope» (1977), la piedra fundacional de la saga audiovisual más famosa de ciencia-ficción con permiso de «Star Trek».
El evento ha dejado muchos momentos para el recuerdo como el emocionante tributo a la fallecida Carrie Fisher a cargo de George Lucas y el compositor John Williams; o el estreno mundial del tráiler de «Star Wars: The Last Jedi», el ansiado episodio ocho que llegará a los cines el 15 de diciembre.
Pero más allá de las grandes presentaciones y las celebridades, la Star Wars Celebration es una fiesta de la pasión inquebrantable de unos seguidores que demuestran su amor por «Star Wars» de las formas más insospechadas y haciendo las filas necesarias sin importar el tiempo de espera.
Caminar por los pasillos del descomunal centro de convenciones Orange County de Orlando exige ir con cuidado, ya sea para esquivar a los robots R2-D2 que, teledirigidos, aparecen casi en cada esquina con sus ruiditos; o para no asustarse con los disfraces hiperrealistas de algunos asistentes que parecen sacados de las mismas películas.
Son multitud los aficionados que dedican mucho tiempo y esfuerzo a vestirse como sus roles favoritos, sean Han Solo, la princesa Leia o el malvado Darth Vader, uno de los más requeridos para las fotografías.
Otra de las grandes atracciones de la convención son las figuras de los personajes que imitan al milímetro a los protagonistas de «Star Wars» tanto como lo permita el bolsillo.
En uno de los puestos más concurridos de la Star Wars Celebration, una estatua del maestro Yoda cuesta 2,499 dólares, que se quedan cortos ante los 7,450 que vale una figura similar de R2-D2.
Cualquier objeto es susceptible de pasar a formar parte del mundo de «Star Wars» y en Orlando se pueden ver coches inspirados en Darth Vader o el robot BB-8, y comprar barajas inspiradas en la saga, novelas que expanden su narración, sellos con las caras de los personajes y hasta tiendas de campaña con motivos de los filmes.
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Hay también enormes réplicas de los transportes acorazados todoterreno (AT-AT, en la jerga para expertos de «Star Wars») que aparecieron en los combates en la nieve de «The Empire Strikes Back (1980)», y naves espaciales a tamaño real del temible Imperio.
Diminutas son, en cambio, las recreaciones con Lego o las miniaturas que escenifican los momentos más importantes de las películas.
No podían faltar los sables de luz y en un puesto de Saber Guild dos voluntarios demuestran sus habilidades con las armas más famosas de «Star Wars».
Saber Guild es una organización sin ánimo de lucro que se dedica a hacer exhibiciones y coreografías basadas en las luchas de la saga, explicó a Efe el miembro del grupo Ron Gluskoter.
«Actuar para los niños es impresionante. Es muy grato (…). La reacción de los niños lo es todo para nosotros», apuntó.
Camino ya de la tercera generación de seguidores de «Star Wars», en la convención abundan las familias que han transmitido su afición de padres a hijos.
Otros, por el contrario, aprovecharon la Star Wars Celebration para jurarse amor eterno. Una pareja, vestidos como tropas imperiales, contrajo matrimonio en una boda oficiada por una amiga suya, caracterizada como Leia, sobre un fondo de las películas de «Star Wars».
Probablemente la alianza no sea legítima en el mundo terrenal, pero vistas las lágrimas de los asistentes nadie podrá dudar, al menos, de su validez sentimental en el universo galáctico de «Star Wars».
EFE/David Villafranca