CIUDAD DEL CABO.-El Gobierno de Sudáfrica este jueves acusó al presidente de EEUU, Donald Trump, de «querer dividir la nación» apoyando a un grupo minoritario de granjeros blancos y rechaza su «limitada percepción» de la reforma agraria que se está llevando a cabo en el país.
El miércoles por la noche, Trump encendió la llama anunciando públicamente que había pedido al secretario de Estado, Mike Pompeo, “que examine detenidamente la confiscación y expropiación de tierras y granjas y los asesinatos de granjeros a gran escala”,.
En su controvertido mensaje en su cuenta de Twitter señala que “el Gobierno de Sudáfrica está ahora mismo expropiando tierra a los granjeros blancos”.
I have asked Secretary of State @SecPompeo to closely study the South Africa land and farm seizures and expropriations and the large scale killing of farmers. “South African Government is now seizing land from white farmers.” @TuckerCarlson @FoxNews
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 23, 2018
Asimismo mencionaba a Tucker Carlson, el presentador de Fox News que, hace tres meses, el 15 de mayo, denunciaba en un descontextualizado informe los “asesinatos bárbaros y espantosos” de afrikáners —descendientes de neerlandeses— en Sudáfrica y “una campaña intencionada contra la minoría racial [blanca]” durante una entrevista con el presidente de Afriforum, Earnst Roets. Afriforum es una controvertida organización que defiende los intereses afrikáners.
El Gobierno de Sudáfrica ha reaccionado de inmediato acusando a Trump de querer “dividir nuestro país” y rechazando “totalmente su limitada percepción”.
La ministra de Relaciones y Cooperación, Lindiwe Sisulu, tildó de “desafortunados” los comentarios del republicano y ha informado que su departamento se reunirá con la embajada de EE UU en Pretoria. Los canales diplomáticos “siguen abiertos”, ha indicado.
South Africa will speed up the pace of land reform in a careful and inclusive manner that does not divide our nation. #landexpropriation @realDonaldTrump @PresidencyZA
— South African Government (@GovernmentZA) August 23, 2018
Actualmente, 26 años después de la caída del régimen racista del apartheid, la mayoría de la tierra sudafricana sigue perteneciendo a la minoría blanca.
Aunque los sudafricanos blancos representan solo un 8 % de la población, son propietarios del 73% de la tierra cultivable, es decir, de las granjas que se expanden por el extenso territorio de Sudáfrica, con cereales, granos, fruta y viñedos.
En 1913, Sudáfrica aprobó una ley que prohibía a la población negra comprar o alquilar tierra, se llevó a cabo una expulsión masiva de la población negra y durante casi un siglo, así se definió la propiedad de tierra en Sudáfrica.
South Africa totally rejects this narrow perception which only seeks to divide our nation and reminds us of our colonial past. #landexpropriation @realDonaldTrump @PresidencyZA
— South African Government (@GovernmentZA) August 23, 2018
La redistribución de tierras fue un principio fundamental del Congreso Nacional Africano (ANC, en sus siglas en inglés) durante su lucha contra el régimen del apartheid y, desde que llegó al poder con la democracia, el 1994, la cuestión ha estado en la mesa de debate y en las promesas.
El ANC, que se propuso devolver el 30% de las tierras antes de 2014, a través de un sistema voluntario de venta, solo ha logrado que se realice un 10% de la devolución de tierras con este sistema.
Pero ahora, el nuevo presidente, Cyril Ramphosa, que considera la redistribución necesaria para “corregir la grave injusticia histórica”, lo está acercando a la realidad, con una reforma, aprobada ya en el Parlamento, que prevé la “expropiación sin compensación” y que espera solo el último paso para progresar: la Constitución.
El pasado 31 de julio el presidente Ramaphosa informó que el ANC ya está en la fase de proponer esta enmienda a la Constitución.
Las organizaciones de granjeros blancos han recibido con ira, críticas y miedo estos avances y también los mercados reaccionaron mal con la caída del rand. Entre los argumentos en contra está el fantasma de la comparación con la reforma agraria en el vecino Zimbabue, una experiencia catastrófica de una reforma que no supuso un equilibrio sino una mera medida populista que acabó beneficiando solo a los afines al régimen y que dejó a muchas granjas sin producción. (ECHA- Agencias)