JOHANNESBURGO.- A un mes de su traumática dimisión, el expresidente sudafricano, Jacob Zuma, fue acusado por la fiscalía de los cargos de corrupción, lavado de dinero, fraude y asociación ilícita que se le retiraron en 2009.
En esa oportunidad se consideró que la acusación estaba siendo manipulada con fines políticos pero la fiscalía decidió restablecer la acusación de los dieciséis cargos relacionados con un escándalo en la compra de armamento e incluyen 783 delitos.
El fiscal general, Shaun Abrahams, que ha hecho pública su esperada decisión este viernes precisó que hay “expectativas razonables para que la acusación contra Zuma tenga éxito”.
El affaire entre Zuma y la justicia es largo y tortuoso, pero, aunque ha estado bajo el foco judicial muchas veces, siempre se ha logrado escabullir de toda condena hasta ahora.
No solo eso, sino que a pesar de su historial, consiguió llegar a la Presidencia de Sudáfrica. Ahora, tras el empujón de los propios camaradas del Congreso Nacional Africano que le forzaron a dimitir a mediados de febrero, Zuma ha dejado de ser impermeable.
El escándalo del mega contrato de armas fue el primer gran caso de corrupción de la Sudáfrica democrática y postracista. La imputación del expresidente Zuma se abrió en 2005, cuando, siendo Zuma vicepresidente, su consejero financiero, Schabir Shaik, fue encarcelado por corrupción y fraude —entre otros detalles, por sobornar a Zuma. (ECHA- Agencias)