BANGKOK.- La arriesgada misión empezó el domingo, día en que lograron sacar a cuatro niños, y culminó este martes con la salida de los últimos, en medio de la tensa espera sus angustiados familiares y que siguieron millones de personas en todo el mundo.
Los rescatistas se encontraban a unos 4 kilómetros de la entrada de la cueva Tham Luang, en el norte del país, desde el pasado 23 de junio y debían cubrir la salida de los colegiales , quienes debieron bucear, mientras que otras secciones se podían atravesar caminando.
A los rescatistas les tomó 11 horas completar cada viaje de ida y vuelta hasta el lugar donde se encuentra el grupo: seis horas en la ida y cinco en la vuelta.
En la operación de salvamento del lunes participaron 18 buzos extranjeros y tomó nueve horas, dos menos que el día anterior en el que participaron menos rescatistas.
El domingo, la salida se organizó en tres grupos, con cuatro niños y ocho buzos por grupo, quienes fueron sacando a los adolescentes de forma escalonada, de uno en uno.
El gobierno de Tailandia especificó que los niños llevaron tanques de oxígeno y máscaras completas.
Dos buzos acompañaron a cada niño durante toda la operación, durante la que se sirvieron de una cuerda desplegada por los rescatistas.
El plan requirió de “habilidades de alto nivel de los buceadores” y que los niños tuvieran “algunas habilidades de buceo, una mente fuerte y que no entren en pánico”.
Mantener a los niños tranquilos durante el rescate era esencial, dijo la BBC el exrescatista británico Geoff Crossley.
El peligro al que se enfrentaban quedó en evidencia cuando esta semana un buzo, antiguo miembro de los cuerpos de élite de la Marina tailandesa, falleció tras llevarles provisiones y quedarse sin aire en el camino para salir de la cueva.
La complicada travesía
La primera parte del viaje de salida, a través de pasajes angostos e inundados, es la más complicada, según explica el corresponsal de la BBC Jonathan Head, desde el enclave.
Requirió de largos periodos bajo el agua para “niños que nunca antes han utilizado equipos de buceo”.
Algunos de ellos ni siquiera sabían nadar, pero recibieron clases básicas de buceo y para mantener la calma en los últimos días. (ECHA- Agencias)
En este punto, la visibilidad es uno de los peores problemas en el buceo en cuevas, dijo Crossley en una entrevista con BBC Radio 5.
“Si no puedes ver mucho más allá de tu cara… eso lo hace muy difícil, porque podría haber rocas que se enganchen en los equipos“, explicó.
Aproximadamente a mitad de camino llegaban a la sección más estrecha, conocida como una especie de intersección en U, en la que tienen que pasar uno a uno, con las botellas de oxígeno delante y siempre guiados por los rescatistas y las cuerdas tendidas a lo largo de todo el trayecto.
Después de eso, pasaron a la caverna que sirvió de base para las operaciones de los buzos.
Ahí descansaron, antes de pasar a la última etapa, en la que podían caminar más fácilmente hacia la entrada.
Todos los niños rescatados se reportaron en buenas condiciones, mejor de lo esperado tras haber pasado dos semanas encerrados en las grutas, según pudo confirmar la BBC.
Los peligros para los niños
Además de la complicada travesía, la hipotermia también era un riesgo.
El agua en la cueva está muy fría y los niños permanecieron sumergidos, al menos parcialmente, en las muchas horas que les tomó salir.
Otro peligro son las infecciones. Pueden enfrentarse a todo tipo de enfermedades, que podrían ser transportadas por murciélagos o por el agua sucia.
¿Por qué ahora?
Inicialmente se había barajado la posibilidad de que el grupo se pudiera quedar en la cueva hasta que terminara la temporada de lluvias, es decir, alrededor de cuatro meses.
También se había explorado la idea de perforar la cueva.
Pero en plena temporada de lluvias, está claro que las inundaciones que originalmente atraparon a los niños solo empeorarán en los próximos días.
Los equipos de rescate han estado sacando agua desesperadamente de la cueva, trabajando literalmente 24 horas al día.
En los últimos días, consiguieron drenar unos 128 millones de litros y el jefe de la operación de rescate, Narongsak Osottanakorn, dijo el domingo que los niveles de agua en el interior estaban en los más bajos de los últimos días.
“No hay otro día en que estemos más preparados que hoy”, dijo Narongsak.
Personal médico, familiares, equipos de rescate y periodistas son solo algunas de las personas que han establecido una base en las inmediaciones la cueva en los últimos días.
También hay un ejército de voluntarios que acudieron a ayudar de la manera que puedan: ya sea que cocinando para los que están en el lugar, o limpiando los uniformes de los trabajadores de rescate.
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