El resultado del encuentro entre los combinados de Perú con Canadá, que participan en el campeonato de la Copa América, es un buen referente para analizar el presente y el futuro del fútbol peruano. ¿Cuál es la realidad actual? La gran mayoría de aficionados considera que no contamos con un equipo que esté a la altura de nuestros antecedentes. Que no han sido brillantes, pero han dejado algunas páginas memorables para el recuerdo. Ese sentimiento va creciendo porque no existe o por lo menos no es notoria una efectiva política de recambio. Esto último a nivel de la dirigencia nacional, regional y provincial. Entonces si no hay buenos dirigentes cómo se puede pedir que esta disciplina deportiva desarrolle la participación de equipos competitivos. Es cuestión de conocer la realidad y asumir responsablemente las acciones que sean necesarias para reformar cuanto haya que hacer en favor del fútbol. Es una tarea difícil. No hay asomo de comprensión de este problema. Consecuentemente, salvo muy raras excepciones, nunca tendremos un fútbol en capacidad de competir en las ligas mayores. Pero ahí no queda la cosa. Tampoco hay jugadores dignos de mencionar. Hay algunos muchachos con virtudes personales y habilidades excelentes. Sin embargo, se pierden en el anonimato, debido a que no son formados como deportistas, en todo el sentido de la palabra, y mucho menos como profesionales que puedan desempeñarse con eficacia en cualquier escenario.
Canadá, nuestro ocasional rival de esta semana, nos ganó por la mínima diferencia. Lo hizo aprovechando la única oportunidad que tuvo, precisamente cuando el elenco nacional estaba atacando, pero con una ansiedad que no había sido controlada, tal cual lo hacen otros equipos con jugadores de mayor jerarquía. El técnico Jorge Fossati, tiene una reconocida experiencia. Yo diría un talento que se debe aprovechar. No es un improvisado y sabe dirigir combinados nacionales. Pero, qué puede hacer con jugadores que tienen cualidades y que no son objeto de perfeccionamiento, qué puede hacer con jugadores que ya cumplieron su ciclo y que es muy difícil que puedan reciclarse, no solamente por el avance de los años, sino también, por los daños físicos sufridos durante el ejercicio de la profesión.
No se trata de ser pesimista. Sería engañarnos frente a una realidad que es lacerante, pero elocuente: No tenemos equipo para la Copa América y ya debemos ir pensando en lo que se nos viene para afrontar el reto de la clasificación para el Mundial 2026. ¿Cuántos del actual seleccionado van a llegar a ese año? ¿Dónde están los nuevos elementos que se necesitan para una convocatoria que por lo menos despierte expectativas? El fútbol es aquí en Perú, como en otros lugares del mundo, la droga que atenúa otros tipos de problemas de carácter social. Ojalá que los dirigentes no piensen tanto en ellos y dejen abierta la posibilidad de pensar más y en forma atinada en este deporte, que es el deporte de la multitud nacional.
Copa América 2024: Jorge Fossati dice que Perú sigue con posibilidades de clasificar
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