RIO DE JANEIRO/Brasil.- El presidente brasileño, Michel Temer, completó hoy dos años de mandato con índices de reprobación que lo convierten en el más impopular de los mandatarios de Brasil desde el fin de la dictadura militar en 1985 y con nuevas denuncias de corrupción en su contra.
Pese a que su gobierno consiguió poner fin a la recesión más profunda en la historia de Brasil, con un crecimiento del 1.0% en el 2017 tras retracciones del 3.5% el 2015 y del 3.5% el 2016, y derribó la inflación y los tipos a sus menores niveles históricos, la reprobación del mandatario permanece en índices récord desde el año pasado.
Precisamente las medidas que ayudaron a mejorar los indicadores económicos y que adoptó desde que asumió el mandato, el 12 de mayo del 2016 para sustituir a la entonces investigada Dilma Rousseff, de quien era vicepresidente, ayudaron a elevar su impopularidad.
Además de un severo ajuste fiscal que limitó todos los gastos públicos, incluyendo los destinados a salud y educación, Temer puso en marcha una reforma laboral combatida por los sindicatos y que limitó derechos conquistados hace décadas por los trabajadores brasileños, e insistió en otra impopular reforma para reformar el régimen de jubilaciones que finalmente se hundió.
Pero sus índices de reprobación también crecieron a la par de los escándalos de corrupción que salpican su gobierno desde un comienzo.
La Fiscalía pidió en dos ocasiones que se le abrieran procesos por corrupción, pero la Corte Suprema fue impedida de hacerlo debido a que la Cámara de Diputados, en donde el mandatario cuenta con respaldo mayoritario y que constitucionalmente tiene que aprobar cualquier proceso contra el jefe de Estado, archivó las denuncias.
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La Fiscalía adelanta actualmente una tercera investigación contra Temer por corrupción y sus dos años de gobierno coincidieron con la divulgación la víspera del testimonio de un testigo que reveló haber entregado elevadas sumas de dinero en efectivo, al parecer procedente de sobornos, en la oficina de un allegado del gobernante.
Temer, que inicialmente asumió como presidente en ejercicio y sólo fue confirmado en el cargo el 31 de agosto de 2016, luego de que el Congreso destituyera a Rousseff, comenzó su gobierno con un índice de rechazo del 31%, según la firma demoscópica Datafolha.
Tras su primer año la impopularidad ya había llegado al 61% por sus medidas económicas impopulares pero el índice saltó al 70% poco después, luego de que los propietarios del gigante grupo cárnico JBS firmaran un acuerdo de colaboración con la Fiscalía y confesaran sus corruptelas, que salpicaron directamente a Temer, acusado de recibir sobornos para favorecer a la empresa.
Las denuncias de los dueños de JBS fueron la base de las dos investigaciones de la Fiscalía archivadas por el Congreso pero, pese a que los procesos quedaron paralizados, Temer nunca se recuperó. En la última encuesta Datafolha su índice de aprobación se mantenía intacto en el 6 % mientras que un 70 % reprobaba su gestión y un 23 % la calificaba como regular.
De acuerdo con un estudio elaborado por Datafolha con base en las encuestas de popularidad de los presidentes de Brasil desde que el país recuperó su democracia, Temer es el más impopular de todos.
Su índice de rechazo supera incluso a presidentes que tuvieron que renunciar presionados por denuncias de corrupción o fueron destituidos por el Congreso como Fernando Collor (1990-1992) y Rousseff (2010-2016).
En el estudio que califica la popularidad de los presidentes en una escala entre 0 y 200 puntos, Temer tan sólo tiene 25 puntos en el promedio de sus dos años de gestión.
El más popular es Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), actualmente preso y cumpliendo una condena de 12 años por corrupción, que consiguió 139 puntos en su primer mandato y 183 en el segundo.
Collor, pese a enfrentar un largo proceso político por corrupción, se despidió con 78 puntos; Itamar Franco (1992-1995) tuvo un promedio de 107 puntos; Fernando Henrique Cardoso (1995-2003) 134 puntos en su primer mandato y 81 en el segundo; y Rousseff alcanzó 136 puntos en su primer mandato y 33 en el segundo.
Pese a esos índices, Temer no descarta la posibilidad de intentar la reelección en las presidenciales de octubre próximo y ha dicho que puede disputar los comicios para intentar mostrar el apoyo de la población a sus medidas que ayudaron a poner a flote la economía.
La recuperación de la economía brasileña, sin embargo, aún no ha sido sentida directamente por la población debido a que el número de desempleados en el país saltó desde 11.4 millones hace exactamente dos años a 13.7 millones en el primer trimestre del 2018.
EFE/Foto: noticiassin.com