Testimonio: Cuando la inteligencia sobra en el fútbol

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Si la fuerza del fútbol está el misterio de un resultado, el triunfazo (0-1) de nuestra selección esta tarde sobre Colombia de visita tiene mucho de eso. Porque el gol de Edison ‘Orejas’ Flores tras un pase magistral de Cueva cuando se acababa el partido en Barranquilla tuvo un efecto multiplicador que muy pocos esperaban dado el ostensible dominio de los dirigidos por Reinaldo Rueda en muchos pasajes del partido. En todos los primeros 45’ no lanzamos un solo tiro a la meta da David Ospina. Misterio puro.

Ese efecto multiplicador cuando aún restan jugarse tres fechas de las Eliminatorias es que enfrentaremos este martes 1 de febrero en nuestro estadio Nacional con 20 puntos y cuartos en la tabla de posiciones encima de Uruguay que tiene 19 y detrás de Ecuador (24) y los inalcanzables Argentina (32) y Brasil 36).

¿Estamos en camino de llegar, ahora sí, al Mundial de Catar que se disputará en noviembre próximo? Hoy más que nunca sí. De mantener la jerarquía futbolística que nuestros jugadores son muy amigos de lucir en situaciones como las de esta tarde, se debe ganar a Ecuador la próxima semana y, si bien nos tocará ir a jugar con Uruguay el 24 de marzo, cerraremos con la localía cinco días después ante Paraguay que tras perder ayer de local ante los uruguayos prácticamente quedó fuera de todo.

He visto mucho fútbol a través de mi vida y, créanme hasta antes del gol de Flores había escrito esto: Si los resultados finales de los partidos de fútbol se dieran por el dominio ejercido por uno de los equipos, Colombia hoy hubiera ganado por goleada a Perú. Pero no fue así y el equipo de Reinaldo Rueda no sólo volvió a empatar como local (0-0) sino lo que es peor: sumó su quinto partido sin anotar un gol.

Fue tal el dominio de Colombia que sólo en el primer tiempo remató 11 veces al arco de Gallese contra ninguno de Perú. Y en el complemento la figura siguió siendo la misma: con mayor poder sobre la pelota de los locales más una defensa heroica de los defensores nuestros y con Gallese que sobre los 78′ salvó lo que iba ser no un gol de un colombiano sino de Abram que cabeceó contra su arco en un centro forzado.

Esta tarde al cabo del triunfazo peruano traje a mi memoria la jugada del gol. La calidad puesta a prueba de Cueva, su pase medido en profundidad y el tiro al palo cambiado de Flores que dejó desairado a Ospina. Entonces más que nunca volví a creer en esa frase que leí un día: “de exquisiteces también vive el fútbol”. Cueva al que lo llaman “Aladino’ sacó un conejo de su galera y ‘Orejas’ la celebró en redondo. Es el fútbol, señores.

Mario Fernández Guevara

 

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