Latinoamérica sufrió fuerte con la pandemia del covid-19, pero macroeconómicamente se ha recuperado del «bajón» del año pasado de forma más rápida de lo previsto, manifestó el editor y columnista para América Latina de The Economist, Michael Reid.
Señaló que económicamente China está emergiendo más fuerte, tras la pandemia del covid-19, seguida por Estados Unidos (EE.UU.), encontrándose los golpes más fuertes en Europa y América Latina.
Además, con la inflación, a mediano plazo las tasas de interés, que han estado bajas desde el 2008, pueden elevarse, comentó en el Investor Conference 2021 de Credicorp Capital.
En el ámbito político mundial, la pandemia generó una demanda ciudadana por mejoras en los servicios públicos, lo cual se notó en victorias recientes de los social demócratas en algunos países de Europa, comentó.
Los estados tomaron más poder durante la pandemia y en algunos casos de forma abusiva, existiendo más desconfianza en el sistema político, añadió.
Geopolíticamente, la pandemia exacerbó la guerra fría ente China y EE.UU., afirmó. “El multilateralismo se debilitó como se notó en el suministro desigual de vacunas. Este es un mundo multipolar y no multilateral”, añadió.
La globalización, en la dimensión del comercio internacional, ha venido ralentizándose desde la crisis financiero, razón por la cual muchos mercados emergentes están creciendo más lentamente que en el pasado, sostuvo.
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A continuación, consideró que es una interrogante el futuro de las dos superpotencias antes mencionadas.
¿China se está haciendo más fuerte o más débil? Y EE.UU. sigue siendo la superpotencia indispensable para occidente, pero es menos confiable que en el pasado y su sistema político muestra problemas estructurales, anotó.
América Latina geopolíticamente es un teatro en esta nueva guerra fría, aunque no se trata del teatro más importante, pero será difícil mantener buenas relaciones con las dos superpotencias, como a la región le gustaría, expresó.
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Esta fragmentación política del mundo se está reproduciendo en América Latina con discrepancias políticas que han impedido avanzar con la integración regional o con respuestas coordinadas a los problemas, señaló.
Recuperación regional
La región sufrió duró con la pandemia, pero macroeconómicamente, América Latina se ha recuperado del bajón del año pasado de forma más rápida de lo previsto, manifestó.
“La mayoría de países recuperarán lo perdido a fines del 2021, pero eso no implica los dos años perdidos en términos del crecimiento de su producto (bruto interno) y del empleo”, añadió.
En el 2022, América Latina podría regresar a la normalidad, pero ello es un drama porque la normalidad previa a la pandemia fue mediocre y problemática.
Con cinco años de estancamiento económico o crecimiento más lento, la percepción de la población ha sido hacia un estrechamiento de oportunidades y un descontento socio político notorio expresado en tres formas, mencionó.
Una de esas formas, ha sido la victoria de candidatos de oposición, ya sea de izquierda o derecha, en la mayoría de las elecciones recientes, situación que ha sido una tendencia dominante, aseveró.
Las otras han sido elecciones de presidentes comunistas en Brasil y México, y las protestas callejeras en varias partes (de la región), detalló.
La pandemia convirtió ese descontento en rabia en varios países, siendo relevante tratar de entender las causas del descontento y la rabia, comentó.
Chile, Colombia y Perú eran los más exitosos económicamente en la primera década y media de este siglo, pero la ralentización económica y el estrechamiento de oportunidades llevó a la frustración e hizo menos tolerante la desigualdad multidimensional que América Latina y estos países padecen, no solamente en ingresos y riqueza, sino también, en servicios y en el trato que los ciudadanos reciben del Estado, dijo.
Pandemia y solidaridad
La pandemia desnudó una falta de solidaridad social expresada en el trato diferenciado frente al covid-19 entre ricos y pobres, y hubo una creciente segregación social, consideró.
Hay también, un factor generacional: los jóvenes que toman las calles recibieron más educación que sus padres, pero se sienten frustrados por la falta de oportunidades, añadió.
Existe entonces, una demanda para un nuevo contrato social en los tres países por mejores sistemas de salud y servicios públicos, lo que costará dinero e implicará más impuestos, señaló. “Hay dos caminos: ordenado y moderado, o desordenado y populista y anticapitalista”, agregó.
Mirada sobre Perú
En Perú, la campaña tan polarizada y la victoria de Pedro Castillo (a la presidencia) son la culminación de una descomposición política que empezó hace tiempo, pero que se intensificó con las elecciones del 2016, manifestó.
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En otro momento, señaló que la Constitución peruana es reciente, la cual se hizo en el gobierno del ex presidente Alberto Fujimori, cuyo referéndum de aprobación fue más libre que el de Chile bajo el mando de Pinochet.
“Creo que hay menos necesidad de cambios y miraría en este momento, con mucha preocupación el comienzo de un proceso constituyente en el Perú”, opinó.
También, sostuvo que en los tres países antes mencionados se vota libremente y se siguen las reglas constitucionales hasta ahora, por lo que no hay motivos para que los inversionistas se preocupen y es prematura una estampida o salida (de capitales), comentó.
Democracia en América Latina
En otro momento, señaló que la sobrevivencia de la democracia en América Latina se encuentra en juego.
“Existió un periodo largo, a partir de los 80 con la implantación de la democracia en la región acompañada de bastante progreso social y derechos humanos, pero en los últimos tiempos se ha observado un avance minoritario, aunque preocupante del autoritarismo”, refirió.
En ese contexto, consideró que existen cuatro dictaduras en Latinoamérica: Cuba, Venezuela, Nicaragua y El Salvador, existiendo riesgos en otros países en ese sentido.
El modelo de autoritarismo no son los tanques, sino líderes electos que se convierten en dictadores y abusan de la democracia para perpetuarse en el poder, dijo. En esta situación, “lo crucial es la fuerza de las instituciones”, añadió.
ANDINA