WASHINGTON.- Su tono es más sobrio, ha empezado a seguir el consejo de los expertos y hasta admite que la crisis «no está bajo control». Como quien se quita una venda de los ojos, Donald Trump ha despertado a la realidad del coronavirus después de semanas de minimizarla y ahora espera que no sea demasiado tarde.
Una semana después de tuitear que los medios estaban exagerando la magnitud de la pandemia, el presidente de Estados Unidos subió este lunes al podio de la sala de prensa de la Casa Blanca con el semblante serio y pidió a los estadounidenses que salieran lo mínimo posible de casa, al reconocer que la crisis podría durar «hasta agosto».
«Esto no está bajo control en ningún lugar del mundo», subrayó.
«IRRESPONSABLEMENTE LENTO»
El despertar de Trump responde, según los analistas consultados por Efe, al mismo factor que le llevó a restar importancia a la crisis durante semanas: el temor a que se reduzcan sus opciones de reelección en noviembre.
Consciente de que la bonanza económica era su mejor baza en las urnas, Trump intentó no perturbar a los mercados y minimizó el problema de escasez de tests en EE.UU., pero se topó igualmente con bruscas caídas en bolsa y tuvo que admitir que «podría» haber una recesión, mientras se disparaban los casos de coronavirus.
«Trump ha sido irresponsablemente lento a la hora de responder», dijo a Efe el profesor Max Skidmore, autor de un libro sobre cómo los presidentes estadounidenses reaccionan a las pandemias.
Durante semanas, el mandatario comparó el COVID-19 con la gripe estacional, aseguró que los casos estaban bajando en EE.UU. y que la enfermedad desaparecería en cuanto el clima empezara a calentarse en abril, para bochorno de algunos científicos de su Gobierno.
VETOS, ERRORES Y UN GRUPO DE FACEBOOK
Y dos años después de disolver el equipo especializado en pandemias de su Consejo de Seguridad Nacional, Trump encargó la respuesta de la crisis a su vicepresidente, Mike Pence, mientras su yerno y asesor, Jared Kushner, buscaba protagonismo en el tema.
Según la revista Politico, Kushner pidió consejo al padre de su cuñada, que es médico, y éste recurrió a un grupo de Facebook para reunir recomendaciones que pudieran guiar la respuesta de Trump.
Además, Kushner aconsejó al presidente que vetara el acceso al país desde 26 países europeos y que declarara una emergencia nacional, pero también influyó en el hecho de que Trump dijera el pasado viernes que Google estaba desarrollando una web en la que esa empresa nunca estuvo involucrada, según The New York Times.
Mientras Trump se centraba en contener la infección desde fuera, el coronavirus se expandía en EE.UU. y los hospitales se abrumaban ante la escasez de tests y la dificultad de implementarlos, hasta el punto de que en el país solo se han hecho 25.000 pruebas hasta ahora, mientras que Corea del Sur efectúa 10.000 al día.
TRUMP SE PONE «UN DIEZ»
El pasado viernes, durante una rueda de prensa en la que ignoró las recomendaciones médicas al dar la mano a varios de los asistentes, Trump se negó a aceptar «ninguna responsabilidad» por la lentitud en la implementación de los tests, mientras prometía que el próximo mes habría «5 millones» de pruebas disponibles.
E incluso el lunes, cuando el batacazo en los mercados le obligó a salir del modo de negación, Trump respondió previsiblemente a la pregunta de qué nota otorga a la gestión de su gobierno: «Un diez».
«Yo sentí que esto era una pandemia mucho antes de que otros la llamaran pandemia», se atrevió a proclamar Trump este martes.
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En los últimos días, Trump ha recomendado evitar los restaurantes y los grupos de más de diez personas, y ha presentado un enorme paquete de estímulo fiscal de cerca de un billón de dólares.
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«Las pruebas eran tan abrumadoras en todo el mundo, incluidos los Estados Unidos, que no podía ignorarlas. Y le preocupa su reelección», afirmó a Efe un experto en la Presidencia en la American University, James Thurber.
Pero Trump no ha actuado como «un líder», sino que se ha resignado al papel de «seguidor» de los consejos de los expertos cuando no le ha quedado más remedio, y su tardía respuesta puede haberle «costado votos» de cara a noviembre, según Thurber.
¿PODRÁ APLANAR LA CURVA?
Sin embargo, para Miranda Yaver, una experta en salud pública de EE.UU., el riesgo va más allá del impacto económico o electoral.
«A este ritmo, las medidas que está tomando el Gobierno de Trump no llegan a ser adecuadas para aplanar la curva (de contagios) a tiempo, porque Estados Unidos no tiene suficientes camas en los hospitales ni tantos ventiladores pulmonares para afrontar la demanda que tendrá», afirmó Yaver a Efe.
Según esa profesora de la Universidad de California, Trump podría arreglar parte de ese problema si ordena «comenzar una producción masiva de los equipos necesarios para combatir el coronavirus».
«La realidad es que estas circunstancias no eran imprevistas, sino que este Gobierno no las tomó en serio», zanjó Yaver.
EFE