ANKARA (Turquía).- Este domingo Turquía será escenario de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 14 de mayo, en las que el actual mandatario, Recep Tayyip Erdogan, aspira a prorrogar cinco años su estancia en el poder frente al opositor Kemal Kiliçdaroglu, tras quedarse cerca de una victoria directa en la primera ronda.
Erdogan, que lleva dos décadas al frente de la política turca –primero como primer ministro y después como presidente–, obtuvo en la primera vuelta más de 27.1 millones de votos, 49,52 por ciento de las papeletas, apenas días después de dejar caer que podría trabajar para enmendar la Constitución y quitar el requisito de hacerse con más de la mitad de los votos para ser declarado vencedor, en un momento en el que los sondeos apuntaban a una carrera muy apretada entre ambos candidatos.
«Podrían darse pasos en este sentido. Requiere una enmienda constitucional y podríamos actuar después de las elecciones», dijo Erdogan, después de que el país acometiera en el 2018 una modificación de su Constitución para pasar a un sistema presidencial, dejando atrás el parlamentario, mientras que la figura del primer ministro fue eliminada.
Este punto podría llegar a ser polémico por varios motivos, ya que la enmienda del 2017 supuso además que Erdogan pudiera presentarse a estas elecciones, algo duramente criticado por la oposición. Así, los principales partidos opositores, aglutinados en torno a la coalición conocida como Alianza Nacional o Mesa de Seis, indicaron en enero que la candidatura de Erdogan suponía «una violación de la Constitución» y «otra página negra en la historia de la democracia».
Erdogan fue elegido para un primer mandato en 2014 a través de una votación en el Parlamento, tras lo que logró en los comicios del 2018, celebrados tras la introducción de la citada enmienda. Bajo este nuevo sistema presidencial, una persona puede ser reelegida para un segundo mandato, mientras que el propio mandatario podía serlo si había elecciones anticipadas, tal y como se ha considerado en este caso después de que el presidente adelantara un mes la fecha de la votación.
Finalmente, el Consejo Supremo Electoral (YSK) dio ‘luz verde’ a su candidatura, allanando el camino para que Erdogan, quien saltó a primera línea de la política en 1994 tras ser elegido alcalde de Estambul –puesto que ocupó hasta 1998, cuando tuvo que abandonarlo tras ser condenado por cargos de incitación a la violencia y azuzar el odio racial o religioso–, pueda luchar por seguir en el cargo.
La imagen de Erdogan se ha visto dañada durante los últimos años por su tono crecientemente autoritario, respaldado por las amplias mayorías con las que ha contado su formación, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP), así como por la crisis económica y la gestión de los terremotos de febrero, que dejaron más de 50.000 muertos en el país.
Erdogan ha recibido además el apoyo de Sinan Ogan, quien quedara en tercer lugar en las presidenciales con más de 2,8 millones de votos –lo que supuso el 5.17% de las papeletas–, impulsando sus opciones frente a Kiliçdaroglu, que ha optado por una estrategia controvertida durante estas os últimas semanas.
Kiliçdaroglu, que se presentó a las elecciones con el apoyo de la Mesa de Seis y del prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP) –que optó en un primer momento por no presentar candidato y posteriomente por pedir el voto para el líder del Partido Republicano del Pueblo (CHP)–, ha intentado arañar votos entre los sectores nacionalistas turcos para rebasar a Erdogan.
Erdogan ha prometido además a los votantes ‘el siglo de Turquía’ en caso de que se imponga en la votación, que coincide con los cien años de la creación de la República de Turquía de manos de Mustafá Kemal Ataturk, un legado del que el país se aleja en los últimos años a través de una reducción del secularismo y una ruta que Kiliçdaroglu –líder del partido que fundara Ataturk– ha apostado por retomar en caso de ganar las elecciones.
Fuente Europa Press / foto Twitter