Ultraderecha acusa a magnate George Soros de “Anticristo” y financista de protestantes (VIDEO)

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WASHINGTON.- Un sobreviviente del Holocausto y uno de los mayores filántropos del mundo, George Soros, es el empresario más odiado por la ultraderecha que lo acusa de “Anticristo” por declararse defensor de movimientos democráticos y de libertades civiles, a ser el enemigo número de un sector cada vez más radicalizado de Occidente?

En un amplio informe que Infobae difunde este domingo se menciona que, Cuando un extremista estadounidense decidió el año pasado atacar a los personajes más renombrados del Partido Demócrata enviándoles paquetes explosivos, eligió ex presidentes, renombrados congresistas, el Pentágono, la cadena CNN (frecuentemente atacada por Donald Trump) y solo un personaje no propiamente político: George Soros.

Menciona que el presidente del Soros Fund Management, puesto 22 en el ranking de Forbes de los más ricos del mundo, es una de las figuras más controversiales de internet, aunque la gran mayoría de las acusaciones están basadas en conspiraciones y carecen de sustento.

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Su activismo por temas como la despenalización del consumo de marihuana, la libertad de derechos reproductivos y, en gran parte, su judaísmo y perfil de empresario multimillonario, lo encumbran como un archivillano mundial para los sectores conservadores y antisemitas.

Las donaciones las realiza a través de su plataforma Open Society Foundations, con sede en Nueva York y con oficinas en más de 30 países, y que desde su fundación registra aportes por encima de los 14.000 millones de dólares.

 Solo para el 2018 contó con un presupuesto de USD 1.005.700.000, a lo largo de siete regiones del mundo y 10 temáticas. El rubro que más abarca es el de Gobernanza Económica & Desarrollo (USD 146.200M), seguido por el de Práctica Democrática (USD 113.000M).

Hace 88 años, Schwartz György nació en Budapest, cuando el peligro del fascimo ya pisaba con fuerza. «Mi padre se dio cuenta de que eran tiempos anormales y que la gente que cumplía las reglas estaba en riesgo», escribió en su autobiografía, acerca de la época en la que su familia debió cambiar su nombre para protegerse.

Creció con la ocupación nazi y, tras la posterior toma de las fuerzas soviéticas, escapó de la ciudad al participar de un congreso en Suiza, para luego instalarse en Inglaterra.

Soros estudió Filosofía en la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, donde conoció a la persona que más influyó en su ideología: Karl Popper. Su libro La sociedad abierta y sus enemigos moldeó el pensamiento del estudiante húngaro e inspiraría el nombre de la institución que hoy constituye la gran maquinaria filantrópica de Soros.

En síntesis, el pensador austriaco alega que las sociedades deben ser receptivas a nuevas ideas y no aferrarse a doctrinas rígidas, ya que el conocimiento científico no puede alcanzar una verdad única, solo identificar lo que es falso. Por sobre todo, rechaza el totalitarismo y ensalza a la democracia liberal como único régimen que permite un desarrollo sin violencia.

Los primeros pasos de Soros como benefactor los dio en Sudáfrica, otorgando becas a los ciudadanos negros durante el apartheid, en 1979, para que asistan a la Universidad de Ciudad del Cabo. Posteriormente, en la Hungría comunista de los ochenta, fomentó los programas de intercambio de estudios con Occidente y apoyó a los movimientos democráticos ante el desmoronamiento de la URSS.

Entre los premiados por el programa figuró un joven Viktor Orbán, quien luego se convertiría en su mayor crítico. Por esos años fue que inauguró la Open Society a través de Europa del Este, preocupado por el éxodo de intelectuales ante el contexto inestable de la región

Pero para donar los miles de millones que ha repartido en el mundo, primero construyó su fortuna. Soros, quien comenzó a trabajar en finanzas y emigró a Estados Unidos en 1956, amasó millones a partir de la década de los ’60, con varios fondos de cobertura y fuertes inversiones en el mercado de divisas.

El gran salto fue en 1992, en el llamado Miércoles Negro. El empresario había apostado contra la libra esterlina con una enorme cantidad de ventas en corto, favorecidas por la devaluación. Por esas operaciones, Soros estima haber ganado mil millones de libras en cuestión de horas, hecho que aumentó su imagen de oscuro especulador financiero.

El historiador Daniel Bessner, profesor de la Universidad de Washington que ha investigado la trayectoria del magnate húngaro, subraya una diferencia fundamental entre Soros y otros reconocidos filántropos de astronómicas billeteras como Bill Gates, Warren Buffett o Mark Zuckerberg: es un intelectual.

«Es mucho más autocrítico y tiene aprecio por ideas de otros», explicó en diálogo con Infobae. Su plataforma de donaciones, tan amplia como consistente, apunta a una comunidad global que comparta valores de libertad, equidad y prosperidad. Una perspectiva muy distinta a la valiosísima lucha de Gates por la erradicación de enfermedades como la malaria, que causa millones de muertes en África. Soros explica la responsabilidad que siente sobre sus hombres: «Ocupo una posición excepcional. Mi éxito en los mercados financieros me ha dado un mayor grado de independencia que el de la mayoría de gente. Esto me obliga a tomar posturas en temas controversiales que otros no pueden. La filantropía me ha hecho feliz».

Las críticas a su actividad no nacieron en los últimos años, pero han aumentado con fuerza a partir de la última década. El cimbronazo de la crisis financiera mundial del 2008 tuvo un alcance mucho más allá de los bancos y las bolsas: removió la política tradicional, debilitó a los partidos históricos y abrió paso a una derecha populista que ha aprovechado para desarrollar un discurso proteccionista. Cada vez se observaba con mayor enojo los aportes de campaña de Soros al Partido Demócrata, a ONG como Human Rights Watch (a la que desde 2010 gira USD 100 millones a lo largo de 10 años) o a instituciones ligadas a movimientos como Black Lives Matter, que defiende a los afroamericanos contra la violencia policial.

La demonización de Soros es casi total: aseguran que es quien verdaderamente maneja desde las sombras el Departamento de Estado (a través del Deep State, el supuesto estado oculto que fascina a los conspiradores), controla las redes de tráfico internacionales y hasta el comercio de armas. Más de 190 mil personas han firmado una petición a la Casa Blanca para que el gobierno de Donald Trump lo declare «terrorista» y embargue todos sus bienes por, alegan, desestabilizar el país y cometer sedición. (ECHA- Agencias)

 

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