Un mundo de datos: el salto exponencial impulsado por la IA

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(Argentina) En los últimos años, el volumen de datos generados por la humanidad no solo creció, sino que se disparó. Si bien es común hablar del impacto de la inteligencia artificial en la automatización de tareas, la generación de contenido o la personalización de experiencias, hay una dimensión menos visible pero igual de relevante, ya que actúa como motor principal del crecimiento exponencial de los datos a nivel global.

Una reciente visualización publicada por Visual Capitalist, basada en datos Hinrich Foundation, muestra una tendencia que no deja lugar a dudas: en apenas tres años (2024-2026), se generarán más datos que en toda la historia de la humanidad hasta 2023. Esta información no es anecdótica, es una señal clara de que estamos ingresando a una nueva etapa en la cultura digital, donde la cantidad de datos producidos ya no es humanamente asimilable sin mediaciones tecnológicas.

El salto comenzó en 2014 con el desarrollo de los primeros modelos de inteligencia artificial generativa, y se consolidó en 2022 con la llegada de ChatGPT, que en pocos días alcanzó el millón de usuarios. Desde entonces, la IA dejó de ser una promesa futura para convertirse en un componente estructural del presente.

El impacto de este fenómeno es doble. Por un lado, plantea oportunidades inéditas en términos de análisis, automatización y personalización de contenidos. Por otro, obliga a revisar con urgencia nuestros marcos éticos, legales y culturales frente a la generación, almacenamiento y uso de datos. La concentración de información, los sesgos algorítmicos y la creciente dependencia de plataformas siguen siendo desafíos abiertos.

El trabajo del futuro y el futuro del trabajo

En paralelo, esta transformación reconfigura el vínculo entre personas y conocimiento. La abundancia informativa no garantiza comprensión, y el crecimiento de los datos no necesariamente implica un avance en la calidad del debate público. Por eso, más que sólo asombrarnos por el volumen, conviene detenerse a pensar en las condiciones en las que se produce, se interpreta y se distribuye esa información.

En definitiva, el futuro no será solo una cuestión de cuántos datos generamos, sino de qué hacemos con ellos. Y en ese punto, la inteligencia humana —aún con ayuda de la artificial— seguirá siendo irremplazable.

Fuente: tynmagazine.com

 

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