En julio de 1998, la selección francesa, con dos goles de Zinédine Zidane y uno de Emmanuel Petit, derrotaba a Brasil en la final, convirtiéndose en el séptimo país en ganar la Copa Mundial de la FIFA.
Han pasado dos decenios, y aunque los recuerdos todavía perviven felices, la vida de los 22 campeones del mundo transcurre actualmente más o menos lejos de los terrenos de juego. «¿Qué ha sido de los héroes?» es lo que te propone descubrir FIFA.com durante todo este tiempo antes del Mundial Rusia 218.
Cada año son menos, pero cinco internacionales tricolores de 1998 no han colgado aún las botas. David Trézéguet y Thierry Henry tenían poco más de 20 años cuando alzaron el trofeo. Por lo tanto, no sorprende verlos hoy en dos de los clubes más grandes del mundo. Después de coronarse rey de Inglaterra en el Arsenal, Titi partió a la conquista de España con la camiseta del FC Barcelona. Mientras tanto, se ha convertido en el máximo goleador de la selección francesa, con 45 tantos, superando la marca de Michel Platini. Trezegol también siguió las huellas del presidente de la UEFA, perforando la meta contraria 156 veces con el Juventus. Aunque ha declarado que se retira de la selección nacional, por discrepancias con el técnico Raymond Domenech.
Patrick Vieira, un año mayor que ellos, sigue paseando sus largas piernas por el césped. El capitán de los Bleus, antiguo ídolo de los Gunners, participa desde hace dos temporadas en el acopio de títulos de la Serie A que está haciendo el Inter de Milán, aunque sufre lesiones regularmente. La última de ellas le ha impedido jugar un solo minuto de la Eurocopa 2008.
En cuanto a Robert Pirès, su antiguo compañero en Londres, ha puesto fin a su periplo con el combinado francés, pero entusiasma a los hinchas del Villarreal, sorprendente subcampeón de la liga española esta temporada, superando al Barça de Lilian Thuram. Aunque el tiempo no parece haber hecho mella en él, el ex jugador del Parma, héroe de la semifinal de 1998, podría verse obligado a decir adiós a su pesar, al habérsele diagnosticado una malformación cardiaca cuando iba a fichar por el París Saint-Germain para afrontar un último reto.
Lilian Thuram
Del campo a los banquillos
Era previsible: los líderes carismáticos de la plantilla, encabezados por Didier Deschamps, se decantaron por el oficio de entrenador nada más concluir sus carreras de jugadores. El emblemático capitán de los bleus cambió la camiseta del Valencia, donde colgó las botas en junio del 2001, por el traje de entrenador del AS Mónaco un mes más tarde. Y en sólo cinco años, vivió una final de la Liga de Campeones, en el 2004 con el conjunto del Principado, y un título de campeón de la Serie B con el Juventus, en una campaña en la que el club había empezado con una penalización de nueve puntos.
Sin equipo desde su marcha de Turín en verano del 2007, de momento no ha tenido la ocasión de encontrarse con Laurent Blanc, inquilino del banquillo del Girondins de Burdeos desde la temporada pasada. Nueve años después de haber transformado en oro la cesión de Trézéguet en la prórroga contra Paraguay, «el Presidente» hizo lo mismo con el Girondins.
Los Djorkaeff en familia
El excentrocampista ofensivo de los bleus Youri Djorkaeff no ha perdido el tiempo para hacer realidad uno de sus sueños. En abril del 2007, unos meses después de haber puesto fin a su carrera en Nueva York, se convirtió en presidente del club de su infancia y de sus orígenes, el Union Générale Arménienne de Décines, en las afueras de Lyon. Uno de sus hermanos es el vicepresidente, mientras que otro juega en el equipo. Y su padre, Jean, exinternacional francés, es el director general.
Para Marcel Desailly también es una cuestión de familia: el exdefensa se ha integrado en el cuerpo técnico del AC Milan, que rara vez suele cortar ataduras con sus antiguas glorias. Además de sus funciones de ojeador, The Rock participa en la organización de la CAN 2008, que se disputará en su Ghana natal, y aparece frecuentemente como comentarista en la radio y la televisión. Esa es una carrera muy apreciada por las figuras de Francia 98.
Embajador, piloto o vendedor de piscinas
En cambio, desde la noche en que tuvieron en sus manos el título, algunos han optado por una ocupación muy alejada de la que les hizo entrar en la Historia. Tras dejar el fútbol en una segunda final de la Copa Mundial de la FIFA menos feliz, Zinédine Zidane ha puesto su popularidad al servicio de acciones benéficas. Ya sea con la Asociación Europea contra las Leucodistrofias (ELA) o con la ONU, institución para la que ejerce de «Embajador de Buena Voluntad» en compañía de Ronaldo, el ex futbolista del Real Madrid no da nunca la espalda a las buenas causas.
Así, diez años después de haber hecho llorar a todo el país, Zizou acudió recientemente a Brasil para inaugurar un estadio en una favela de São Paulo, aportando asimismo nueve toneladas de alimentos para los habitantes de ese barrio desfavorecido.
Quien actuaba detrás de Zidane en el campo, Emmanuel Petit, también sigue los pasos del mediapunta. El antiguo Gunner dedica una parte de su tiempo a nobles empresas, implicándose sobre todo en la protección del medio ambiente y en la lucha contra los OGM (organismos genéticamente modificados). Christian Karembeu, además de ser Embajador de la FIFA en Oceanía, ya no utiliza su energía para recuperar el balón, sino en la promoción del turismo y el desarrollo de Nueva Caledonia.
Vemos que un título de campeón del mundo puede llevar a cualquier cosa, puesto que Fabien Barthez, al mismo tiempo que ha creado una academia para porteros, ha encontrado una vocación de piloto de automóvil, mientras que Alain Boghossian es ahora el entrenador y capitán de la selección francesa juvenil de… ¡golf!
Fuente: fifa.com/Foto: as.com
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