TOKIO.- El científico nipón Tasuku Honjo, premio Nobel de Medicina 2018, señaló hoy que la vacuna universal contra la tuberculosis (TBC) que se administra en Japón podría ser uno de los motivos de la baja mortalidad registrada en pacientes de COVID-19 en este país.
La posible relación entre la vacunación conocida como BCG (siglas del bacilo de Calmette-Guérin) y una menor mortalidad de la COVID-19 fue inicialmente apuntada por un grupo de científicos australianos, y en estos momentos investigadores de todo el mundo «tratan de verificar esta conexión», explicó Honjo en una rueda de prensa por vía telemática.
A juicio de este científico especialista en el sistema inmunológico, el hecho de que en Japón la mayoría de la población esté vacunada contra la tuberculosis «podría ser uno de los factores diferenciales» que explican el bajo porcentaje de muertes entre los contagiados del coronavirus en el país.
La vacuna BCG «supone un fuerte impulso al nivel de inmunidad general» del organismo inoculado, y esto «podría ser de mucha ayuda a la hora de frenar el coronavirus» y la sobrerreación causada por este patógeno en el sistema inmunológico.
«Pero esto es por ahora solo una teoría, habría que comprobarlo. Sé que muchos grupos científicos están trabajando en ello y esperemos que haya conclusiones pronto», dijo Honjo.
Uno de estos estudios, realizado por la Universidad de Salud Fujita de Aichi (centro de Japón), analizó el número de infecciones y muertes por COVID-19 en 136 países dividiéndolos entre los que aplican vacunación universal BCG, los que llevaron a cabo esta política en el pasado y los que nunca lo han hecho.
Las conclusiones del estudio, publicado a mediados de abril, mostraban una «relación significativa» entre las políticas de vacunación contra la tuberculosis y las tasas de prevalencia y mortalidad de la COVID-19.
Los científicos observaron las mayores tasas de mortalidad en países que nunca han administrado la vacuna BCG a toda su población, como Estados Unidos o Italia, seguidos de otros países que han vacunado universalmente en el pasado, como Alemania, Australia o Corea del Sur.
Las menores tasas de mortalidad se daban en cambio en países como Japón o Rusia, donde todavía se administra esa vacuna a toda la población.
A la hora de explicar el aparente éxito que están teniendo Japón y otros países asiáticos para controlar la pandemia, Honjo también apuntó a una diferencia genética entre europeos y asiáticos como posible motivo.
Se trata de los antígenos leucocitarios humanos (HLA), un conjunto de moléculas de carácter hereditario que desempeñan un papel clave en el sistema inmunológico y que presentan «enormes diferencias entre personas caucásicas y asiáticas», según el científico.
Estas moléculas controladas por la genética «son el principio básico para reconocer al virus como enemigo» del organismo, explicó Honjo, quien no obstante señaló que «habrá que esperar un tiempo» para que se pueda probar esta hipótesis.
Honjo fue galardonado con el Nobel de Medicina en 2018 junto al estadounidense James P. Allison por sus trabajos con proteínas del sistema inmunológico que han permitido el desarrollo de tratamientos contra el cáncer más efectivos.
A finales de abril, el científico nipón fue protagonista de un bulo que se hizo virtual por las redes sociales y que le atribuyó unas declaraciones donde afirmaba que el nuevo coronavirus había sido fabricado en China, algo que desmintió él mismo y tachó de «desinformación». EFE