MADRID.- «Me han dado el Premio Nobel aunque no sé si es una broma». Así le comunicó Mario Vargas Llosa a su hija Morgana la noticia de la concesión del galardón hace diez años, y hoy el escritor ha recibido un homenaje en Madrid en el que ha reivindicado el papel de la literatura para formar ciudadanos críticos.
Amigos, colegas y personalidades de la cultura han participado en el homenaje organizado este jueves en el Instituto Cervantes en su sede central de Madrid, con motivo del décimo aniversario de la concesión del Premio Nobel de Literatura al escritor hispano-peruano, que ha despedido el acto agradeciendo a su pareja, Isabel Preysler, haber renovado en él su vocación de escritor, la mejor cosa que, ha dicho, le ha pasado en su vida.
En una conversación con su hijo Álvaro Vargas Llosa, el Premio Nobel de Literatura, nacido en Arequipa (Perú), en 1936, ha recordado su carrera literaria y sus pensamientos sobre la literatura, que «ayuda a formar ciudadanos díscolos, insumisos, que no se resignan a vivir tal como se vive porque aspiran a algo superior».
«¿Has evitado que el Premio Nobel te enterrara en vida?, ha preguntado Álvaro Vargas Llosa a su padre, que ha considerado que una de las dificultades que tiene este galardón es demostrar que después de ese premio se está vivo,» porque tiende a convertir en estatuas a los escritores como si ya hubiera acabado su experiencia vital».
Y, sí, ha dicho el escritor, «creo haber demostrado que estoy vivo, he publicado muchos libros desde entonces».
Para el Nobel, la función del escritor, «pese a los propios escritores, es crítica» y «basta que la libertad se restrinja para que la literatura aparezca inmediatamente como un arma de combate», algo que quizá no se aprecia en las sociedades libres y democráticas.
Pero Vargas Llosa ha alertado del peligro que supone que el gran desarrollo de las industrias audiovisuales aparte al público de la función crítica que tiene la literatura.
«Si hay una razón de ser de la democracia es crear ciudadanos críticos, que no se dejan manipular y no sé si el entretenimiento audiovisual ha ido marginando la actitud crítica tradicional de la literatura», ha considerado.
En el homenaje, el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, ha calificado de lujo para esta institución el poder celebrar el décimo aniversario del Premio Nobel en este acto, que ha comenzado con la lectura de unos versos de la poeta estadounidense Louise Glüke, que ha obtenido este jueves el galardón de la Academia sueca, y ha destacado la dimensión cívica y el compromiso político de Vargas Llosa.
La directora general del Libro, María Gálvez, ha recordado las primeras palabras del discurso de aceptación de Vargas Llosa del Premio Nobel: «aprendí a leer a los cinco años y es la cosa más importante que me ha pasado en la vida».
También se ha proyectado una creación audiovisual del fotógrafo argentino Daniel Mordzinski con imágenes de Vargas Llosa desde 2010, cuando le fue concedido el premio, hasta la actualidad y en la que el escritor aparecía con en l
El director de la Cátedra Vargas Llosa, Raúl Tola, se ha dirigido a la audiencia que a ambos lados del Atlántico ha seguido el evento que ha tenido que celebrarse con un aforo reducido por la pandemia del coronavirus.
Por eso, han transmitido sus mensajes por vídeo personas como Fernando Savater, que ha recordado que la concesión del Nobel a Vargas Llosa produjo a muchas personas tal alegría como si se lo hubieran dado a ellos: «un gran escritor y a la vez cercano»
La misma alegría ha recordado que sintió la historiadora Raquel Chang Rodríguez, mientras que el director de la Real Academia, Santiago Muñoz Machado, ha rememorado el día que Vargas Llosa ingresó en esta institución y le ha calificado de «académico ejemplar».
La autora brasileña Nélida Piñón ha indicado que cuando le conoció en 1979 supo que estaba «condenado a una gloria extraordinaria», mientras que editor Gerald Martín le ha calificado del «intelectual público más influyente del mundo hispano», y el escritor Javier Cercas ha indicado que «cualquier escritorzuelo puede ganar el Premio Nobel, pero solo Vargas Llosa ha podido escribir lo que ha escrito»: «es más fácil ganar el Premio Nobel que ser Vargas Llosa».
Gonzalo y Morgana, hijos del autor, han felicitado también por vídeo a su padre y han recordado cómo les comunicó la noticia ese 7 de octubre de 2010. «Me han dado el Premio Nobel, aunque no sé si es una broma», ha recordado Morgana que le dijo cuando le llamó por teléfono a Lima y cómo, como «buenos latinoamericanos», se desplazaron 80 familiares a compartir la felicidad de su padre en Estocolmo.
Un acto que el Premio Nobel ha querido finalizar con un mensaje para su pareja, Isabel Preysler, que se encontraba en la primera fila del público: «Agradecer a Isabel su compañía, su presencia, esos años maravillosos que me ha hecho pasar a su lado y que han renovado en mí muchísimo esa vocación que creo que es lo mejor que me ha pasado en la vida».
EFE/ Video Euronews