El alcalde veneciano, Luigi Brugnaro, informó de que durante la mañana del domingo se espera un nuevo «agua alta» que alcanzará un pico máximo de 160 centímetros, pero aseguró que no tendrá el efecto dañino de la del pasado martes, de 187 centímetros de altura.
«Hemos activado el dispositivo de seguridad y hemos desplegado a todos los agentes disponibles. El pico será alto pero es difícil que cree tantos daños como el martes», refirió el regidor en una rueda de prensa, aunque reconoció que será otra «jornada dura».
El jefe de la Protección Civil, Angelo Borrelli, explicó que aún se están contabilizando los daños de la catástrofe, estimados por el ayuntamiento en 1.000 millones de euros, y avanzó que se recurrirá a la ayuda del Fondo de Solidaridad de la Unión Europea (UE).
La petición al fondo también servirá para paliar los estragos del temporal que ha azotado diversos puntos del norte del país.
El alcalde añadió que cuentan con el apoyo de el Banco Europeo de Inversiones, que también Rusia ha tendido la mano y que han recibido donaciones de ciudadanos de todo el mundo: «Defender Venecia no es solo defender el arte, sino nuestra civilización», apuntó.
Por otro lado, las inundaciones de los últimos días hicieron que la mitad de las 120 iglesias venecianas acabaran bajo el agua, muchas de ellas decoradas con mosaicos y pavimentos «muy delicados», indico la superintendente para el patrimonio, Emanuela Carpani.
La llegada del agua del mar Adriático hizo que la sal se infiltrara en la piedra y esto podría provocar que su «rápida disgregación». Para evitar este fenómeno urge una primera limpieza y desalinización que costará unos 60.000 euros por templo, informó.
Otro tema que preocupa a los expertos es la situación de los campanarios de Venecia, muchos de ellos visiblemente inclinados, pues la ciudad se asienta sobre palos en el agua.
Carpani subrayó que se está verificando su situación y que la Protección Civil les ofrecerá gratuitamente datos de satélite.
Borrelli firmó una ordenanza para afrontar la primera fase de la catástrofe y gestionar los 20 millones de euros que el Gobierno ha desembolsado, con ayudas de 5.000 euros para cada vecino damnificado y de 20.000 para comerciantes, y se esperan ventajas fiscales.
El alcalde por su parte volvió a exigir que se completen cuanto antes los tres diques que deberían aislar Venecia del mar en caso de mareas altas, que se espera terminar para 2021, y pidió que se implique al ayuntamiento en la realización de la infraestructura.
Además propuso que la ciudad de los canales acoja una agencia internacional en la que científicos de todo el mundo experimenten y estudien los efectos del cambio climático y de la contaminación.
Este sábado fue una jornada de tregua: Los turistas volvieron a pasear por sus calles y por la plaza de San Marcos, clausurada ayer, y los negocios reabrieron sus puertas, aunque algunos siguen aún con la persiana bajada reparando los desperfectos causados por el agua.
Por la plaza de San Marcos pasaron la presidenta del Senado de Italia, Elisabetta Alberta Casellati, y la ministra del Interior, Luciana Lamorgese, así como miembros de la Selección de fútbol como el portero Gianluigi Donnaruma.
Sin embargo la situación podría cambiar el domingo: el centro de previsiones de Venecia espera que el nivel del mar se eleve en 160 centímetros, un pico que se alcanzará en torno a las 12.30 locales (11.30 GMT), y a partir de ese momento las aguas empezarán a bajar.