¿En qué estación o año del Señor estamos? se preguntan los viejos limeños que no recuerdan un verano que haya traído, junto con los 30 grados centígrados de enero, un combo compuesto por lluvia intensa, bochorno, frío nocturno, viento y muchas afecciones a la garganta.
¿Qué me pongo? ¿Habrá sol o lluvia? ¿Y si voy a la playa y me agarra la garúa? La gente se fastidia en la capital: El limeño es comodón y no tolera cambios bruscos de temperatura. En verano aguanta el calor y en invierno se abriga hasta los huesos, aunque la temperatura en Lima no baje de los 12 grados centígrados. Pero no le chocolateen las estaciones que se fastidia.
Este viernes, para mayor mortificación, la garúa que se convirtió en lluvia cayó toda la madrugada. Menguó a las 8 de la mañana y el sol amenazó luego con sofocar el día, sin embargo, resignado, cedió su lugar a una nueva lluvia que se prolongó hasta las 10 de la mañana.
#Lluvia fuerte y prolongada sorprende en #Lima https://t.co/4RAUJDHFWm pic.twitter.com/g4CQazjDes
— Crónica Viva (@cronica_viva) January 8, 2016
Los limeños sacan casacas en enero, como resguardo contra las inclemencias del clima. El Niño y el cambio climático hacen de las suyas con la gente. Algunas mujeres volvieron este viernes a las botas o zapatillas de invierno, dejando las tradicionales sandalias de verano. Caminan lento, pues se topan con lagunas en cualquier esquina. Las unidades vehiculares avanzan con lentitud, las combis están cubiertas de barro, es decir, más sucias que nunca.
Otros se quejan de goteras en casa. Una panadería de Surquillo tuvo que poner baldes al costado de la caja registradora, pues el agua ingresaba como Pedro en su casa. En Lima, la palabra drenaje no existe.
Y ¡agárrate Catalina!, apenas estamos en enero ¿Qué vendrá? ¿A quién le preguntaremos?
Raúl Graham/ Video 24 Horas PTV