Walter Albán: No es rol del Defensor ser opositor menos ser un parlamentario más

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El lunes 7 de febrero, en plena incertidumbre política a causa de la recomposición del gabinete ministerial, el defensor del Pueblo Walter Gutiérrez pidió ante cámaras de la prensa internacional la renuncia del presidente Pedro Castillo. “Yo lo invitaría a que renuncie”, dijo el titular de la Defensoría.

En entrevista con el diario La República el ex defensor del Pueblo, Walter Albán, consideró que las intervenciones de Walter Gutiérrez no han sido las más prudentes dentro de la coyuntura política actual. «Pareciera ser un parlamentario más», señaló.

Al respecto, el exdefensor Walter Albán expresó que Gutiérrez, quien además de tener el mandato vencido, no puede dar “declaraciones energéticas” que se contradicen con su función. En ese sentido, consideró que el defensor del Pueblo no puede parecer un político más.

A inicios de esta semana, el defensor del Pueblo fue tendencia en las redes sociales por su extraño pedido al presidente Pedro Castillo, a quien lo invitó a renunciar por no estar en capacidad de elegir a funcionarios idóneos, ¿puede Walter Gutiérrez dar este tipo de declaraciones?

Hay que entender cómo se construye la autoridad del defensor del Pueblo. La institución está basada en su capacidad para incidir como una autoridad moral y ética. La experiencia aconseja que quien asume esa función la personifica. En ese sentido, el defensor debe tener un talante mucho más prudente y no formar parte de quienes hacen oposición. Es legítimo que algunos sectores estén abiertamente contra el régimen, pero el defensor no puede formar parte de ello. Más bien, tiene que estar exhortando a la autoridad y planteándole los pasos que debería continuar.

Pero el defensor pareciera estar marcando una línea.

Sería distinto si estuviéramos en una dictadura o en una donde la Constitución ha sido dejada de lado. Hay situaciones más extremas donde la Defensoría podría dar algún tipo de pronunciamiento más enérgico, dentro del marco constitucional. Pero no es el rol del defensor del Pueblo ser un opositor más. Lamentablemente, Walter Gutiérrez está en esa línea hace bastante rato. Pareciera ser un parlamentario más.

¿Las declaraciones del defensor del pueblo no alimentan el discurso de la vacancia presidencial?

Yo me temo que sí, porque nos encontramos en una situación donde prima la confrontación y la polarización. El defensor no ha tenido un enfoque mucho más atento a las afectaciones directa de derechos ciudadanos, que eso es lo que le tocaría hacer a la Defensoría. No puede sumarse a los actores de la crisis política. No estamos para tratar de sumar a la Defensoría con quienes están en la oposición a la continuidad del señor Castillo en la presidencia, sino la institución debería señalar las deficiencias del gobierno, los errores que se cometen y proponer alternativas para remediar la situación. De manera que esa tendría que ser la labor central del defensor en estos momentos. No estar saliendo a dar declaraciones muy enérgicas que no se condicen con la función que le compete a la autoridad de la Defensoría.

Que un defensor del Pueblo tenga abiertamente una postura política, ¿no afecta la institucionalidad de la Defensoría?

Sí. Afecta a la institucionalidad y a la propia Defensoría. Se puede perder la legitimidad que se ha construido con tanto esfuerzo durante casi 30 años si un grueso de la población, equivocada o no, llegan a considerar que el defensor se ha pasado al lado de los grupos más poderosos que, desde un primer momento, han venido cuestionando la llegada al poder del señor Castillo.

El mes pasado, usted expresó que pareciera que Walter Gutiérrez está en coro con el Congreso, ¿sigue considerando lo mismo?

Aquella vez intenté graficarlo de alguna manera, porque yo decía que Gutiérrez no puede ser parte de esta suma de voces. Él tendría que tener voz propia en todo esto. Eso no implica que él no pueda formular críticas, pero tiene que ser de otra manera señalando los fundamentos a partir de los cuales se sustente su observación y siempre acompañada de una propuesta de acción que pueda ayudar a remediarlo. No le toca al defensor pedir la vacancia ni la renuncia. Eso se entiende en el Congreso, pero no en una institución como la Defensoría del Pueblo.

El mandato de Gutiérrez en la Defensoría terminó hace cinco meses. ¿Es normal que se prolongue la designación del nuevo defensor?

No es normal, según el mandato constitucional. Pero, lamentablemente, hemos tenido experiencia en el Perú que siempre que se ha tratado de reemplazar al defensor se ha ido dilatando su elección. No se han hecho las cosas oportunamente. Lo que ocurrió con la elección de Gutiérrez, por ejemplo, fue más bien un voto masivo de una mayoría que era fujimorista, con sus aliados del Apra, para imponer prácticamente a la persona que ellos quería en la Defensoría. Desde un primer momento, como decía el doctor Santisteban, hubo un error de fábrica en el proceso que determinó su elección. Ojalá que el actual Congreso nos dé la sorpresa y actúe como corresponde, donde no se trata de que pongan a su persona de confianza, sino a alguien que pueda ser capaz de generar confianza a todos los sectores.

¿Usted cree que al Congreso le conviene alargar la designación del nuevo defensor para mantener a Gutiérrez en la Defensoría?

Es evidente que el Congreso siente que tiene una suerte de estéreo, es decir, otro parlante que va a afirmando lo que la mayoría parlamentaria plantea desde hace algún tiempo. Probablemente les resulte más cómodo dejarlo ahí. En tanto él no tenga problemas en continuar, entonces, no hay apuro para acceder a una elección. Me parece que eso es evidente.

¿Qué le ha parecido el papel del Defensor del pueblo en esta coyuntura política?

La verdad que lo he venido señalando desde hace mucho tiempo. A mí me ha decepcionado mucho su cumplimiento, porque, a pesar de que no me gustó la manera como fue elegido, creí que podría jugar un papel más constructivo y, de alguna manera, preservar la legitimidad de la institución, la cual ha costado dotarla de la confianza ciudadana y de la capacidad de incidir en la realidad del país. Más bien, he podido apreciar que no ha estado en esa actitud.

Por ejemplo.

Por ejemplo, en la elección de los miembros a la Junta Nacional de Justicia. Se me hizo evidente que más bien tuvo una actuación muy cercana al señor Lecaros que está comprendido en la investigación de los Cuellos Blancos, el cual de forzar que determinadas personas llegaran a la Junta. Felizmente, no pudo consumarse, porque hubo presión ciudadana, de los medios y de algunos integrantes de la comisión especial. El rol que cumplió no me gustó para nada. Cuestiones como las descritas, que no se ha preocupado por cumplir con la ley, como nombrar a los adjuntos, ya dice mucho de alguien que no ha estado muy preocupado por el cumplimiento de la normatividad y el respeto de los derechos.

No ha tenido apariciones pertinentes, ¿cierto?

Después de eso ha tenido varias oportunidades en las que ha tenido una actitud que no se puede esperar de una autoridad de esta naturaleza y más bien se ha sumado como si fuera un político más. Eso ha ensombrecido por completo a algunas otras apariciones o declaraciones considerables.

Una de las empresas en la cual es accionista Walter Gutiérrez ha contratado con diversas instituciones del Estado, ¿podría caerle una sanción al defensor del Pueblo?

Por supuesto. La ley es muy clara al respecto, no solo la normatividad que tiene que ver con la manera de contratar del Estado, sino contra la propia ley de la Defensoría, que exige que esté ajeno a cualquier tipo de interés que pueda generar conflicto. A mí me parece muy grave la denuncia y él tendrá que dar explicaciones al respecto. Eso debería ser una de sus preocupaciones en este momento. Recuerdo que cuando fue elegido hubo una denuncia por unos inmuebles, pero de pronto desapareció. No se volvió a hablar del tema. Se dijo también que eso había sido producto de una transacción no pública, pero ya dejó un mal sabor, porque eso nunca se aclaró.

Con información de larepublica.pe

 

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