La tenista Garbiñe Muguruza se convirtió este sábado en la segunda española en lograr el título en Wimbledon al derrotar en la final a la estadounidense Venus Williams, por 7-5 y 6-0 en una hora y 17 minutos, en una gran exhibición final de poderío, y sumar así el segundo título del Grand Slam de su carrera.
Garbiñe Muguruza logró este sábado el trigésimo tercer título individual del Grand Slam para el tenis español.
El rey Juan Carlos presenció en la primera fila del palco real el histórico triunfo de Garbiñe en la central de Wimbledon, donde la española se impuso para hacerse con su segundo ‘major’, tras el logrado en Roland Garros el año pasado cuando venció a Serena Williams en la final. Un triunfo que le devolverá al quinto puesto mundial.
El partido se tuvo que disputar con el techo de la central cerrado, debido a una persistente lluvia que comenzó a caer en Londres desde primeras horas de la mañana. Eso hacía que el saque de la americana, que se plantó en la final con 28 directos, cobrara más eficacia aún.
Garbiñe salió nerviosa. Sobre todo porque Venus hizo un «ace» en el primer punto y ella una doble falta. Era la tensión típica de una gran final. Su premisa era no dejar bolas cortas a mitad de la pista, aguantar y contener las embestidas de Venus, algo que nadie en las dos últimas semanas había podido lograr.
Muguruza estaba floja, al fallar su derecha se iba fuera de los límites y Venus, sin hacer nada extraordinario, llevaba el control del partido hacia donde ella quería. Venus, a los 18 minutos, dio el primer zarpazo cuando dispuso de su primera bola de rotura, pero «Garbi» la salvó con aplomo.
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A continuación fue la española la que asestó el primer mazazo y estuvo a punto de romper después, en un juego en el que Venus cometió tres dobles faltas, pero Muguruza tampoco acertó.
Y después llegó el espectáculo, la exhibición de Muguruza. Su éxtasis, porque no solo rompió el servicio por fin de Venus (6-5) sino que apartó los nervios, serenó su ánimo y empezó a mandar en la pista como a ella le gusta.
Garbiñe comenzó a distribuir, a repartir sus golpes en abanico, a restar a los pies y a mandar. Venus no se lo podría creer. La aspirante no solo controlaba el partido, sino que además se crecía en cada punto.
Y así la tenista española rompió tres veces consecutivas el saque de su rival. Sin ceder el suyo, sin contemplaciones, dictando el juego en la central como si hubiera jugado allí toda su vida. Mostrando la calma necesaria que quizás le faltó hace dos años contra Serena, para ganar ocho juegos consecutivos, algo que nadie podía creer.
Muguruza salvó dos puntos de set en el décimo juego del primer parcial y luego salió disparada hacia la victoria, ganando los ocho juegos siguientes.
El final fue de infarto porque Garbiñe, con tres bolas de partido, reclamó el Ojo de Halcón dos veces. Falló en la primera, que se tuvo que repetir, pero acertó en la segunda. Su triunfo estaba sellado y ella, como predijo hace unos días, colocó un nombre español, por fin, en el territorio de las Williams.