PEKÍN/China.- El presidente chino y secretario general del Partido Comunista, Xi Jinping, abrió hoy el XIX Congreso de la formación destacando la llegada de «una nueva era» para el socialismo chino.
Xi, en su discurso en el Gran Palacio del Pueblo para presentar el informe de trabajo desde el anterior congreso del 2012, subrayó que China ha vivido «cambios históricos» en este período, entre los que destacó que 60 millones de personas han salido de la pobreza en estos cinco años.
El líder chino llegó al estrado flanqueado por sus dos predecesores en el cargo, Jiang Zemin y Hu Jintao, en un intento de simbolizar la unidad del régimen por encima de posibles rencillas entre grupos de poder en el PCCh.
En su intervención, de casi tres horas y media con numerosas interrupciones por los aplausos de los más de 2,200 delegados presentes, Xi destacó el advenimiento de «una nueva era» en el socialismo en este país después de que «hemos mejorado de forma sistemática los niveles de vida» de la población.
Xi repasó los logros de los cinco años transcurridos desde el anterior congreso que le nombró secretario general del partido, como el crecimiento económico continuado y estable, el reforzamiento de las fuerzas armadas y la creciente presencia de China en el exterior a todos los niveles.
No dejó de nombrar la Guerra del Opio de 1842, que supuso el inicio de una serie de humillaciones de China a manos de países extranjeros, a las que el PCCh, que ha conseguido «logros épicos», puso fin tras su llegada al poder en 1949.
A pesar del tono triunfalista del discurso, Xi Jinping urgió a los delegados a continuar el trabajo, para «intensificar la reducción de la pobreza» y progresar en la transformación del país.
La continuación de las reformas económicas (incluyendo las estructurales), la reducción del apalancamiento, la apuesta por las nuevas tecnologías y la innovación fueron otros elementos destacados por Xi para el trabajo futuro, junto con reformas financieras para seguir atrayendo al capital extranjero.
Además, apostó por un modelo de crecimiento respetuoso con el medio ambiente y recalcó la «tolerancia cero» por la corrupción, una lacra contra la que el propio Xi lanzó al llegar al poder una campaña que ha supuesto sanciones contra 1.4 millones de funcionarios.
El líder chino, que según las organizaciones internacionales de derechos humanos ha encabezado la peor campaña en este ámbito desde la represión de Tiananmen de 1989, no dejó de advertir de que continuará el combate a la subversión, el terrorismo, el separatismo o el extremismo religioso.
Pero Xi Jinping recalcó también la importancia de la parte ideológica y urgió a combatir el faccionalismo y el clientelismo en el partido. «Debemos reforzar al partido políticamente para que siga liderando al pueblo», afirmó, y para ello «debemos mantener el marxismo».
El objetivo final, proclamó, es hacer de China «un gran país socialista y moderno» para mediados de siglo.
EFE
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